Tic Tac
Arrancó el gobierno de Javier, hoy sabremos del paquete económico. Aquí nos interesa el paquete Fátima, el paquete Karina, y el buen gobierno de las ansiedades del comandante cero. Extras.
Me gustó la asunción del presidente Javier. Fue sobria, breve, soleada mas no un infierno para la burocracia nacional e internacional trajeada. La presencia del soldado Zelensky le aseguró muy buena repercusión internacional, lo cual no resuelve el balance negativo de dólares, pero siempre puede venir a visitarnos alguien más y dejar unos mangos. Además, pone a nuestro país del lado de aquellos que apoyan la lucha del pueblo ucraniano contra la invasión criminal de Rusia, país que no mandó representante, como tampoco lo hicieron las dictaduras sudamericanas de Cuba y Venezuela, y esto es cómodo o bueno para los que preferimos las democracias a los autoritarismos y una verdadera reparación de la geopolítica creativa de Alberto Fernández, que lo llevó a ofrecer a Vladimir Putin que la Argentina fuera la puerta de entrada de Rusia en América Latina pocas semanas antes de concretar la invasión a Ucrania.
Me pareció, además, fenómeno que no haya dado su discurso en el hemiciclo del Congreso. Entiendo que la democracia en sí misma, más allá de quién la represente en la cumbre institucional, necesita colmarse de rupturas de las tradiciones con las que la política viene empaquetando al pueblo. El acto en la explanada no desafía a los poderes del Estado, a la Constitución, es sólo un ajuste de imagen de la democracia para sobrevivir porque, como sabemos, renovarse es vivir. Además, claro, le sirve al presidente porque necesita golpear a la vieja política para poder concretar acuerdos con ella sin que se note mucho y mantener calentito al electorado con su estilo de agente provocador para que banque la parada cuando ajuste personal y salarios en reparticiones y obligue a las provincias para que también lo hagan.
Tengo para mí que el ocultamiento de la jura de ministros no es parte de esa serie rupturista porque es una escena inocua y feliz, atractiva, de mejor rating que un largo discurso en un circo gris; la atribuyo a que para alguien significativo la escena en el Salón Blanco ya resultaba demasiada presión. No se mencionaron temas técnicos, ni como excusa, así que fue una arbitrariedad, una extravagancia institucional, y un aviso para quienes manejan la comunicación oficial acerca de cómo tramitar lo arbitrario, lo que escapa a la lógica en esta flamante familia presidencial. Karina fue perfectamente sobria en el recorrido con el descapotable, incluso reaccionó mejor que Jackie Kennedy al ataque con un botellazo que pasó muy cerca de Javier y que hirió a un policía que trotaba al lado del auto. Siempre está atenta a no moverse del segundo plano, no exagera su presencia, ni siquiera habla, pero no pasa de ninguna manera al tercero.
La relación del presidente con Fátima es un gran misterio. Parecía uno de esos romances que se arman para potenciar el lanzamiento de una película o apuntalar una carrera, donde los miembros no se exigen más que la lealtad al acuerdo, pero esto ya ha ido más lejos y ella ingresó al Teatro Colón en condición de prometida luciendo con brillos sus curvas. Está muy limitada por el momento para expresarse así que habla por medio de su gracia de comediante que ya tuvo un punto alto en el acercamiento por atrás, también en el Colón, a la vicepresidente Villarruel para olfatearla. Normalmente esta relación amorosa debe progresar o remitir dada la agenda exigente del presidente y la propia personalidad de la artista que no puede tener un bozal mediático por mucho tiempo más o no encontrar cuál es su ángulo para apuntalar la presidencia de su novio.
Dentro del rubro quería decir que la Cristina actriz, sin duda, es más interesante que la arquitecta griega o la abogada exitosa, los otros cosplays de la ex presidente. Cuando es una actriz se ajusta disciplinadamente al llamado “método”, evoca un país donde todo es joda y actúa en consecuencia. La Cristina actriz tiene un ojo en lo que está haciendo y otro en su múltiple representación, cómo será festejada por fanáticos y deplorada por quienes la quieren mal. Lo que me interesa más a mí es cómo se esfuerza por torturar la tolerancia de quienes en sus vidas privadas no tienen amigas como ella, deploran el culto a la personalidad, o la imposición de verdades tan porosas y truchas como las que dicta. Su liderazgo sobre esta élite constituida por académicos y artistas es uno de los grandes misterios de la representación política argentina. Hay un momento donde se fundó el lazo, digamos por las buenas, la lucha contra los medios hegemónicos, vamos a decir, y luego funciona con inmovilización del pensamiento crítico de quienes lo tienen en muy buena forma en sus actividades profesionales. Es algo sadomasoquista pero anda.
La democracia argentina es tan fuerte que pudo hacer esta transición de abogados más o menos truchos a panelistas de televisión más o menos articulados y sin mayores dramas. Cristina ve y goza esta curva y lo expresó en su actuación como guía turística del nuevo presidente por los meandros del Congreso. Sus emociones, el método, la llevaron a darle el tratamiento que se le da al ganador de un pozo millonario en un programa de tevé o a un discapacitado que gana un concurso de canto.
Milei entró en tiempo de descuento el domingo. Tiene que presentar el ajuste como algo atractivo, como una reparación, como un sacrificio que te deja en Valhalla, no en la villa miseria más temida. El ajuste es un montón de inflación provocada por sinceramiento de tarifas y combustibles, devaluación y licuación de salarios públicos y deudas del estado. Nos va a costar mucho pagar las prepagas, las escuelas, va a haber que reventar dólares en la clase media con ahorros para mantener las apariencias y cambiar seriamente la dieta y los hábitos en quienes no tienen canuto. Tiene el tiempo y al grupo Clarín en contra y a todas las infanterías de todos los medios que verán resentidos en buena medida el extra que tienen en sus salarios como consecuencia de auspicios de empresas estatales y del propio estado. Si esto se sostiene va a ser enorme el impacto sobre la prensa. Pero van a luchar.
Dentro del infinito de lugares comunes que circulan en días de cambios de autoridades, lo que más me parte el alma es cualquier comparación con la asunción y la transición mítica de Alfonsín cuando dos hechos sobre los que median cuarenta años son incomparables sino porque aquello que Alfonsín dejaba atrás, más allá de lo que diga el mito, era más fácil. Una dictadura mala, malísima, con centros clandestinos de detención a la luz de todo el mundo y una guerra para la que no estábamos a la altura táctica y logística, más allá del heroísmo de nuestros soldados, se iba del gobierno con la cabeza gacha y una economía destruída. Aquí se acumuló algo mucho más siniestro porque no es la concentración de la maldad en siete años, sino distribuida a lo largo de cuarenta años, extendida, calcificada, invisible, venenosa. La altura de esta dificultad no la conoció nadie. Y sería raro que alguien esté a la altura.
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Este es un botón navideño. Que equivale a dejarme algo en el arbolito.
La semana pasada publicamos esto que, entre otros temas, hablaba sobre las mamás locas del off, el protector solar, y algo que olvidé, el tema piojos.
Y me escribió una suscriptora del correo, gran periodista y profesora, Laura Isola, que también tiene un Simón en su casa, pero mucho más grande, para contarme que hace un par de años escribió esto y con su permiso lo publico:
La jugada estaba del otro arco hacía un rato largo. Yo estaba parada en la línea de fondo, del lado de afuera, claro y veía como al arquero se lo comían los mosquitos. Simón que tendría alrededor de 10 años, junto con otros delanteros, estaba en campo rival. Era un partido fútbol entre equipos de clubes de niños de esa edad, una tarde de verano y yo lo había ido a ver.
Todos nos daban la espalda al arquerito y a mí. Sus compañeros estaban en plan de ataque; los contrarios concentrados en la defensa. Le chisto y le digo, vení que te pongo OFF. Mientras saco el aerosol y lo empiezo a rociar, meten el gol y se dan vuelta. Ahí me ve Simón haciendo esa maniobra: me lanza una mirada fulminante de las del tipo "después lo hablamos en casa".
Estaba indignado, qué cómo le iba a poner OFF al arquero, me decía él, embadurnado de repelente y protector solar que le había puesto antes de jugar. Le pedí disculpas pero me quedó el mote: mamá es la que le pone OFF al arquero. En esa vaporización se condensaba una mezcla de pesada, metida, ridícula, sobreprotectora (no sólo contra los mosquitos).
Ahora tiene 16 y toca en una banda con otros amigos músicos. Alquilan una sala de ensayo, bastante lejos de casa, en Gerli porque uno de ellos vive cerca de ahí. Además de que es un lugar de buenos equipos, es más barato. Es domingo y me toca ir a buscarlo. Llego un poco antes y el flaco que está en el lugar me ofrece si quiero pasar. Le digo que gracias, que espero afuera. Me muero de ganas de entrar. Al rato me insiste, pase, mejor pase. Se reprime el "señora" pero queda implícito en el uso del verbo, en su peinado rasta, en sus veintis.
Me quedo parada detrás de la puerta de vidrio hasta que Valen, el cantante, me ve y me dice, dale, Lau, pasá y tocamos algo. Entro y busco la mirada fulminante con un "¿si no es problema, eh?". Está bien quedate. Tocaron "Juntos a la par". Fue hermoso. Me dio mucha alegría verlos tan contentos.
"¡Estuvo buenísimo el ensayo!", habla por teléfono con el padre, mientras manejo de vuelta a casa. "Vino mamá y le puso OFF a la banda".
Buena nota de Quintin sobre Milei, hora cero.
Aviso
Preinscripción al taller shampoo 2024.
Martes 18 horas y Miércoles 9.00 am
Los grupos tienen hasta 8 participantes.
Empiezan el 6 y el 7 de febrero.
Escriben aquí: tallershampoo@gmail.com y manifiestan intención.
Los valores actualizan por CER o lo que el destino depare mientras haga viable la actividad. Como para proyectarse, el precio de noviembre es 22 mil pesos.
Aviso II
Un correo de Esteban Schmidt se toma vacaciones entre el 23 de diciembre y el 23 de enero. No me abandonen durante el silencio.
¡Gracias, compañero! Un placer ocupar unas líneas en esta maravilla de correo.