Te rompo el rating 2
Va a llover toda la semana. Buenísimo para el campo. El pasto crece a lo loco después de una buena lluvia, fiesta para el ganado.
2.1. Los hechos de Rosario parecen demasiado grandes para el mercado más inmediatamente implicado, la propia ciudad. Tantos narcos, tantos soldaditos, tantos crímenes para competir, vengar o disciplinar, parece casi un trabajo práctico de organizaciones supranacionales que se propusieron romper una ciudad para entender cómo romperlas todas luego.
2.2. No obstante, el énfasis sobre que el problema es Rosario en sí y que implica a los rosarinos, muy en particular, es sospechoso, o naif, o raro. Hasta el Intendente de la Ciudad se presenta como víctima. “Lo que nos están haciendo a los rosarinos” o “los rosarinos somos gente bárbara”. No es una cita textual, Pablo, pero si no dijiste bárbara, dijiste “de trabajo”, o “buena”. No habla de lo que está pasando, habla sobre las consecuencias de lo que está pasando, para que lo vean cerca, que seguro lo está, pero hace cuatro años y pico que dirige la ciudad y no pudo definir el problema, cercarlo, darle un marco teórico. Lo entiendo así: su poder municipal no es suficiente para captar lo que se vive, lo cual lo dejaría más cerca de la solución. Lo mismo aplica para el gobernador, Maxi Pullaro, que ya fue cuatro años secretario de Seguridad de la provincia, compungídisimo ayer en las ruedas de prensa. Su poder no alcanzó entonces y no alcanza ahora.
2.3. Llega ahora el Estado nacional con sus fuerzas de seguridad federales y el ejército. Es técnicamente imposible que Luis Petri, el ministro de Defensa, sepa más que cualquiera de nosotros sobre cómo solucionar la llamada ola de violencia. Tampoco Bullrich, y por eso es que si nadie sabe nada se queda con el megáfono el inconsistente que habla más alto. Los políticos más profesionales no pueden decir la verdad o, al menos, todo lo que saben o entienden, y en público, porque tienen una agenda que supera el problema y porque éste es en la mayoría de los casos una oportunidad.
2.4. A Bullrich, que el caso sea más grande de lo que es, para que su acción sea espectacular aunque no sea efectiva, la sostiene con prestigio público entre los presidenciables. Sin luz al final del túnel del ajuste, todos los políticos reconocibles entran el cubilete, si llega a darse de nuevo (el experimento económico en marcha es muy difícil). Un gobierno que resolvió no gastar en publicidad, encuentra estas historias que atrapan gratis minutos de televisión y radio y da oportunidad extra a quienes lideran el operativo.
2.5. Para el presidente, más que nadie, una guerra interna librada en el durísimo otoño que se viene lo ayuda a comprar el tiempo necesario. A menos que el Operativo Rosario sea rápidamente un desastre. Si es un desastre pero deja tiempo para el rebote de la economía pues habrá servido de mucho. Que el operativo sea un bochorno es una posibilidad muy grande porque las fuerzas están al nivel de operatividad y eficiencia de Rambito y Rambón y porque si los políticos son tentados fácilmente con dádivas, por qué no se van a tentar los pobres gendarmes que se comen cientos de horas en la calle a la espera de una bala o un soponcio por el calor.
2.6. Yo no soy especialista pero lo interesante del caso es que aquí nadie lo es del todo. Puede haber quien sepa de distintos aspectos relacionados, psicología forense, balística, inteligencia criminal, estados paralelos, adicciones, incluso puede ser que alguno sepa de al menos dos materias al mismo tiempo, pero nadie sabe todo, así que el abordaje es genérico, analógico, para baqueanos, clínicos, cínicos, pero no hay un mago en la vereda, ni magia ni ciencia exacta para ser aplicada.
2.7. El Operativo Rosario, si no tiene enfrentamientos concretos que se puedan registrar audiovisualmente, va a requerir de muchos arrestos filmados, operaciones psicológicas que arranquen a la mañana y coronen en el prime time y, tristemente, de violaciones a las garantías de las personas. Sin acción, no veo que los líderes del Operativo encuentren la fórmula para vender el operativo o sostenerlo, y que éste no canse a los televidentes.
2.8. La prensa ya encaró todo esto de la peor manera posible, no podía esperarse menos. Repitieron el asesinato del playero hasta el hartazgo más allá de la vergüenza, la piedad, la compasión, el respeto al muerto, a los familiares, a su pequeño hijastro. “Le dispararon en la cabeza, pobrecito”, decían ayer en el llamado piso de los estudios de Chacarita de LN+ en la repetición mil o la dos mil. El llamado pelado Trebucq se presentó en la oficinita de la PUMA donde fue el fusilamiento, vivo, directo. Los enviados de TN arrancaron la semana laboral denunciando amenazas de muerte como para atraer la atención sobre ellos y, por supuesto, sumar a la sensación de inseguridad, que siempre es más que la inseguridad por efecto del impulso mediático, y que ya volaba alto por la decisión de las autoridades de cerrar las escuelas y que los pibes vuelvan a sentir, como en la cuarentena, que los adultos no sirven para nada.
2.9. Compañeros, una vez que se prohibe un producto se crea el mercado negro y una economía paralela con organizaciones que tienen que importarlo, procesarlo y venderlo. Cuando aprenden, también pueden exportarlo. La informalidad y el objeto social de la actividad induce que cualquier desavenencia en la organización sea resuelta a los tiros. Ni el estado municipal, provincial o nacional pudieron hasta ahora ordenarlos. No digo que los delincuentes no estén armados porque eso hace al personaje, pero por qué se matan pudiendo tener un gran negocio por debajo del radar.
2.10. En el último mes hubo una promoción muy fuerte de Bukele, el presidente de El Salvador, en las redes sociales, que estaba claramente boosteada, como se dice ahora. Hubo mucha plata detrás, repetición, repetición, nadie se quedó sin verlo, y admirarlo, porque Bukele habla muy bien inglés, como Diana Mondino. Tuvo su rebote en los canales de televisión que tienen en las redes su primera y más económica fuente. Pocos argentinos expuestos a pantallas quedaron sin verlo, al cabo de una semana de rotación.
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