Puan à la ligne.
Qué clima benigno, madre mía. Que vuelvan los turistas, en Chacarita se está almorzando por 7 dólares, capaz Tanzania es más barato, pero creo que está bien, ya pueden volver.
Vi Puan, me gustó, me reí muchas veces, una peli para zurdos con sentido del humor, autocríticos, y para todos los que conocen el mundo Puan. La Facultad de Filo incrementa nuestro campo intelectual reclutando jóvenes que leen libros o que quieren leerlos o que dicen que quieren leerlos o que en su inconsistencia adolescente quieren ser al menos así apreciados, como lectores, como cultos, distinguirse en algo que represente su delgadez, su melancolía. La verdad es que cualquier aproximación suma. No mejora el PBI, pero mejora las conversaciones. Un libro, por decorativo que sea, es más que unas Adidas Samba, un lector está mejor preparado para las novedades del mundo real y tiene siempre un poco más de lugar para el saber. El lector no se reduce a los apuntes que tiene que liquidar y a los programas que debe respetar durante un tiempo, un lector es un curioso para siempre. Puan es una rareza, es la idea misma de institución ineficiente, una playa de estacionamiento cara, sin resultados en el balance, pero al mismo tiempo la fábrica de una especie nacional, el graduado de Puan, el que pasó por Puan. Como miembros del primer decil, acomodados con tiempo para leer o especular, se ven en la necesidad de actuar en nombre del último decil, así que son en general muy politizados, muy dados a los pueblos originarios, conocen Bolivia.
El actor principal, de esto se habló mucho, Marcelo Subiotto, se come la película, casi sin actuar, ancho, como Peucelle, balbuceando, comiendo pizza, con el vestuario perfectamente elegido. Saco y camisa de jean, una barba bien cortada con una calvicie como una avenida central cruzando la cabeza, de esas peladas que ya se ven poco porque muchos varones se pasan la maquinita para camuflar, y que la cabeza sea solo una gran cabeza de pene, y así todos parecen Javier Pinola. Grandote, varonil, paternal, Subiotto contiene emocionalmente al espectador con su mera presencia. La edad justa, a distancia del infantilismo, a otra igual del cinismo total y el abandono de las formas.
Cuando me escucho reír, como me reí con Puan, me siento, no sé, vivo, suena mersa, sori, pero me siento un animal, un chimpancé, y esa risa es algo siniestro, sin duda, es demasiado sincera, muy orgánica, no viene de nada puro; si uno se ríe en público y solo, además, despierta más inquietud que interés, todo es una combinaciòn de sobreentendidos y maldades y la risa viene de las profundidades, y sale totalmente genuina. Nada mejor, el que venda la pastilla del gesto genuino se llena de guita. Y lo más interesante, las personas podrían ser más genuinas como consecuencia de creer que están empujando con algo para serlo. Buen, muy distinto a la sonrisa de supervivencia, naturalizada y calculada, que busca conexión, aceptación, simpatía o proveer consuelo. ¡A ver esa sonrisa de consuelo! Vi la peli en el Ipad, en el gimnasio durante dos caminatas con pendiente arrancando a las siete de la mañana. Mi gimnasio levanta sus cortinas como cualquier comercio, con los empleados golpeados por el madrugón, y es notable la cantidad de gente que sale prácticamente de noche y hace masa en la entrada para entrar como si fuera un frigorífico.
Siento estúpidamente, en esos casos, el orgullo de arrancar al alba, aunque sea para hacer cardio, como se dice ahora. Y me conmueve como habiendo salido de casa con la voz de Longobardi creando paranoia sobre el destino común, sobre la total falta de forma del presente, la Argentina sucede igual, se reproduce, sin oír esas amenazas, y sin embargo hay miles de personas cosiendo rituales en base a otras representaciones del mundo que van en simultáneo, cuerpos desgrasados, o la promesa de vida eterna escondida en los gimnasios que pasan de ser centros de estética a ser centros de salud. Las personas iban a embellecerse, ahora van a sanar. Pero en pleno sacrificio de la trepada, la inclinación en 10, la velocidad en 6.0, y las pulsaciones en 140, cuando la gota gorda baja por el parietal, pienso en la supervivencia de tanta gente que llegó a vieja sin ir al gimnasio, sin entrenamiento funcional ni intervalado, Balbín, Illia, Alfonsín, Mareco, Mariano Mores, muchos de ellos fumadores de toda la vida, trasnochadores, que no cumplían los diez mil pasos diarios, y que consideraron que la alienación diaria en oficinas, reuniones aquí y allá, eran bastante saludables.
No digo que los médicos no tengan razón pero, voy a usar la voz pasiva con se, se le arman a los pacientes un montón de obligaciones, una carrera higiénica que siempre pide un certificado más. Después de comer todo lo saludable y caminar diez mil pasos, hay que hacer mouth taping para dormir mejor y, además, jugar al bridge para que el cerebro conecte y reconecte; inevitablemente los pacientes acumulan infracciones por lo que no llegan a hacer, por lo que hacen de más; las recomendaciones se vuelven una tortura. El cuerpo es una caja negra y, además, de lidiar con la incertidumbre, que ya es un montón, hay que cargar con la culpa.
Sucede con la vida económica de los ciudadanos: se autoimputan responsabilidades por cosas que los exceden. Si no hubieran comprado el auto estarían menos ahogados, si el chico fuera a la escuela pública podrían ahorrar para unas vacaciones, de haber comprado dólares cuando dijo Willy Kohan no estaríamos ahora clavados en los plazos fijos que Willy dice que son una estafa para el ahorrista. Son tantas las recomendaciones financieras que cualquiera siente que se va a dormir dos palos abajo todos los días. Ayer un taxista (siempre mejor taxi que Uber para bajar por Córdoba), me dijo yo escucho música porque si escucho hablar, bueno, me da ansiedad y nada, NADA, de lo que digan puede cambiar mi vida. Si hay un terremoto lo voy a sentir al mismo tiempo que ellos. Habría que enseñarlo en las escuelas, los medios de comunicación venden cosas que no necesitamos, explican mal los problemas del mundo, los agigantan, y dicen solo lo que pueden repetir de aquello que apenas pueden entender, que es muy poco.
Sobre el tema sanitario, no me convence la escena repetida de las guardias que parecen salas de embarque de aeropuertos, todos los asientos ocupados, desorden, niños llorando. Llegás con dudas pero sano, salís enfermo, sin dudas. Los hospitales tienen que prestar el servicio igual, siempre atajás a tiempo a uno que puede empeorar, pero cualquiera se da cuenta que esas salas son incubadoras. Evitemos las guardias llenas, soporten esa fiebre, compañeros. En Puan, un viejo titular de cátedra muere trotando, y Subiotto, su adjunto, tiene una dieta de pizza y balones de cerveza y funciona perfectamente bien como profesor taxi.
Me gustó de Puan que son actores representando un mundo que reconocen, lo calcaron, juntar los pesitos para los sandwiches de miga, fregar un pantalón manchado en un baño ajeno, eso es de GDT, gente de teatro. Los departamentos pequeños llenos de libros y recuerdos de Chuquisaca. El mundo del pan relleno de Filo. Puan es el único lugar donde soy algo, dice el protagonista. Aún podría ser más perfecta la peli, pero habría requerido de otra conexión entre los actores, un fraseo más rápido que no comprometa la comprensión pero que sea más realista, planos más desordenados, como es Puan. Y menos gags televisivos. Pero la película representa el habla de los argentinos y uno de sus mundos únicos, el de las cátedras universitarias. Está en Prime.
Puan es un ecosistema más preciso que Marcelo T que nunca pudo llegar a ser tan auto centradamente lumpen porque estaba o está más relacionado al poder, a la consultoría y la trepada. Puan muere en Puan. Marcelo T lleva a los ministerios. Pero en ambos casos, siempre me pareció espectacular que sean mundos que no tienen ni en su letra chica la pregunta de cómo se pagan las cuentas. Trabajando en los años ‘90 en Página/12 me llamaba enormemente la atención el poco afecto a la limpieza del personal que tenían los patrones, que no hubiera jabones en los baños, o que los dueños funcionaran en la planta alta, alfombrada, con entrada diferenciada de la tropa, sin cruzar miradas con los trabajadores, como si fueran explotadores de oro en Nigeria; también que los trabajadores no establecieran con ese destrato y esa diferencia una contradicción más dura, que la aceptaran; así, así, en Marcelo T. siempre me pareció espectacular que la gente fumara en el aula como si los pulmones de los demás no existieran, o la tolerancia general para el estiramiento de los trámites, que un analítico tarde meses, y un título, años y que eso no disparara jamás una conversación en el aula, o en las mesitas, sobre el gasto. Como una intocabilidad del tema. Como si fuera una frivolidad reclamarle eficiencia a la universidad de los trabajadores. Sin duda, éramos gente concibiendo a Milei, un embarazo largo.
Pero Milei es la versión cómica de la pregunta de final sobre la economía. Si hasta Fondo Monetario Internacional le dice: Javier, calm down. Tengo para mí que si esta pasada en limpio del presupuesto nacional no funciona, y es sólo ajuste de jubilaciones, y el estado no simplifica su stock, el ajuste quedará pendiente, y el sistema, incluidos los puaners, procreará un nuevo Javier que ya no va a decir que el rey está desnudo sino que todos los súbditos lo estamos. Este gobierno ya anticipa la forma en que será leído su eventual fracaso: un parlamentarismo excesivo impidió reformas estructurales. Así que el post mileismo tiene menos pinta de unión democrática por los valores, la racionalidad, la cordura, y más de un tiro loco que asocie el fracaso con la mismísima democracia, algo que supere la idea de la casta. Ojo, eh.
Qué bien me vendría que dispongan una colaboración mensual, compañeros. Lleva horas este entretenimiento.
Dispongo también de dos one shots para quien no quiera sentirse rehén de una mensualidad, que por cierto es mínima.
La forista Lorena Alvarez sobre una de las primeras foristas que tuvo Un Correo de Esteban Schmidt, Leila Gianni.
Recomiendo este portal de pelis sobre periodistas, normalmente más interesantes que el oficio en crudo.
Tuve un episodio de ahogo por risa, arriba del 71,cuando lei lo de Willy Kohan. Y subí al Arsat a acompañar a Nestor con que Marcelo T te lleva al ministerio y lo de la letra chica. Excelente servicio, 5 estrellas en gugle
Ojo Esteban que Milei va camino al postmileismo No se si ya lo leiste a Yarvin pero vale la pena para entender al Milei que se está construyendo (que no es un topo, es un virus buscando resetear) https://www.unqualified-reservations.org/2008/04/open-letter-to-open-minded-progressives/