Nimo no perdona.

Sobre dar de comer, hacer la amistad, aceptar el paso del tiempo, los ciclos de la vida, y los efectos de la inflación sobre la subjetividad. Quiènes creemos que somos cuándo subimos los precios.

Perla blanca para la lectora, colega y amiga Carolina Podestá que me regaló una cafetera que destila el café en frío. El procedimiento es sencillo, como el del saquito de té. El recipiente con forma de botella tiene 800 ml y lleva un filtro donde coloco 8 cucharadas soperas, al ras, de café molido y se completa la botella con agua hasta el tope. La clave es el tiempo y el frío, un día, o día y medio, en la puerta de la heladera. Debe ir parado. Y se obtiene un producto espectacular, al cual se le puede o no agregar leche regular, condensada o crema batida. Yo lo tomo neat, como dicen en el imperio. Lo recomiendo. Es casi como Coca Cola sin azúcar ni edulcorantes y, desde luego, no te hincha. Además, viene perfecto en caso de ayuno intermitente porque te permite llegar a la hora 16, sin padecimientos y super enchufado. Y casi un litro de café al día entiendo que es suficiente café. No consulten a su médico. La vida es cincuenta por ciento destino.

Perla blanca para Cuervo donde el Flat White lo clavaron en 2800 pesos, con una medialuna 4300 (3 Euros y medio). Valores europeos. En compensación por el precio, en la sede de Chacarita, y es una hipótesis solamente, dejaron de gritarles a los clientes para que pasen a retirar su comanda y ahora nos llevan el pedido a la mesa. Cuando el local está muy lleno para individualizar al cliente le dan una banderita con un número y es lo más cerca que una cafetería puede estar de un salón de bingo. El personal sigue siendo tan amoroso como siempre y se aprecia. Incluso cuando el barista, personaje clave en el engranaje, es un artista oscuro, con el afecto limitado a su obra y tu existencia le resulta irrelevante, el resto del staff compensa con muestras evidentes de interés por tu bienestar para honrar el lazo rutinario que nos une y unirá. Entiendo yo que deberían volver al sistema de gritar, lo hace más característico, y que no respondan con culpa a la decisión meditada de sostener tasa de ganancia y calidad de producto aun a costa de perder volumen de ventas. Todos los clientes los entendemos y dependiendo los rubros hacemos lo mismo. Yo prefiero tomar menos tazas de café, pero que cuando pueda tomar una ésta sea exactamente el mejor producto posible.

¿Qué pasó con Rondinella? Pusieron más mesas dentro del enorme salón complicando la circulación de los mozos y aumentando el ruido ambiente. Para mí, con hipoacusia unilateral (nada grave, siempre incómodo), un plan imposible. Es un señores jueces, nunca más si no vuelven a la cantidad de mesas disponibles antes de la llamada pandemia. Aparentemente quisieron recuperar el tiempo y la plata perdida apretando a la clientela contra sí misma y después quedó. Claramente Rondinella es un comedor accesible, popular, con un menú amplio de minutas, pero se volvió intransitable entre mesas; ir al baño obliga a pedir perdón diez veces por roces involuntarios con otros clientes y mozos y, por supuesto, uno comparte todas las vivencias de la mesa que está al lado y recibe los cabezazos del que se sentó atrás. En contra, también, la luz blanca de supermercado que afea a todos los presentes. Si tan solo resignaran unos cincuenta cubiertos por noche se llevarían una perla blanca, pero no, se llevan una perla negra.

En cambio, perla blanca para Albamonte que continúa siendo un comedor espectacular. La misma cantidad de mesas, acomodadas siempre de la misma manera. El salón es muchísimo menos ruidoso. El menú es igual de largo y, además, tiene pizzas, que yo no te como pizza fuera de casa a menos que sea Burgio o El Cuartito pero es más oferta. Los clásicos del lugar salen siempre igual de bien, así que es imposible clavarse o clavar a alguien al que se le recomienda ir. Voy muy de vez en cuando porque comer afuera con niños es casi lo mismo que tirar la guita así que pido siempre lo mismo: fusilli alla puttanesca. La carta de vinos es tan pobre como en Rondinella. En Albamonte resisto con el Uxmal, vino que ni de casualidad compraría para mi casa donde funciono ahora con el Padrillos pinot noir que pago en el chino a 3500 pesos. ¿Puedo diferenciar un pinot noir de un cabernet franc? No, de ninguna manera. Principio rector para tomar vino, máxime si es bueno porque muestra toda su gracia y no sentís que tirás la guita, que esté a la temperatura indicada. Si el vino es malo, el frío lo salva. Todo se resuelve con dos minutos de freezer antes de abrirlo. 

El tano de Guido’s, un artista en la gesta diaria de dar de comer.

Perla Negra. Murió Carlos Sosto, el tano, dueño de Guido’s Bar, restorán frente al zoológico. Es noticia de ayer. Se enfermó hace algunos años, pasó por varias operaciones, y dejó el boliche para que lo manejen sus empleados fieles de siempre. Su muerte le pone un moño a cientos de grupos de amigos que, igual que sucede en Rondinella o Albamonte, tenían en Guido’s su base de operaciones fraternales y repetitivas. La onda del tano era cobrar a ojo y sin dejarle un solo peso al fisco. La tarifa era más o menos en función de todo lo que te servía discrecionalmente, de tu regularidad como cliente o de si su expectativa era que no volvieras nunca más. Siempre cash. Carlitos trataba mal con el propósito de hacerse fama y, luego, de responder a la fama. En Italia es normal el maltrato al cliente. “Encima que te doy de comer, ¿querés que sea tu amigo?”. Algo por el estilo. Era inviable, entonces, que le pidieran tickets. El baño de varones estaba decorado con fotos de penes y frases con apreciaciones acerca de ser un verdadero hombre que, con los años, cayeron en desuso. Afuera, sobre República de la India se esperaba mesa o se salía a fumar acompañados del tibio vapor que emanaba de las jaulas de los leones. Una combinación irrepetible, compañeros.

Me pregunta un oyente con qué pasta me lavo los dientes. Así que esta es mi última perla negra. Normalmente con Elgydium pero liquidé el stock y los precios desafían la lógica (20 lucas, jajaja), así que caigo en la oferta de Parodontax (3 lucas), una vez por año, porque me olvido que no debo comprarla. Así que dejo por escrito cómo estimo que hacen la pasta Parodontax para no caer en la trampa otra vez, y retornar a la vieja Kolynos o Noc 10 mientras dure este desierto económico.

El proceso de elaboración de Parodontax es complejo, no exento de desafíos a la idea convencional sobre qué es lo correcto. En la región de Bhopal, otra vez República de la India, próximo a la vieja planta de pesticidas de Union Carbide, durante 60 días, se somete a un grupo de 400 voluntarios, naturales del lugar, y a cuyas familias se les asegura salud, educación y hockey para dos generaciones, a internarse dentro de una pileta vacía de 10 x 10 metros y 1,50 de alto. Allí dentro son alimentados durante todo el día mediante embudos, como los gansos, con un líquido espeso destilado de coliflor, remolacha y leche cuajada. Para que no lo tomen a mal y se produzcan movimientos fuera de los acuerdos que celebraron, los voluntarios son conectados con vías a un tanque de Halopidol que gotea las dosis ideales e individuales desde una plataforma en altura. En términos de evacuación, pasa lo que tiene que pasar, y queda ahí acumulándose en los pañales biodegradables con que ingresan. La temperatura externa roza los cuarenta grados de sensación térmica la mayor parte del día, aunque dentro de la piscina se registran hasta sesenta. Cuando se completa el ciclo de dos meses, con los voluntarios que permanecen vivos, y con los otros, se hace un puré con el uso de un pisapapas que calza perfecto en el cuadrado y que empuja a repetición la mescolanza, con la fuerza y la falta de sentimientos de un martillo mecánico. El proceso de pisado dura tres días, al cabo de los cuales, se recoge el puré y se lo porciona en cubos de un metro cúbico que van a cámaras de frío. Un día después se levanta con una cuchara industrial la grasa que queda por encima, la cual se desecha y se destina a las “almohaditas” que se venden en las dietéticas del mundo entero para que los niños lleven snacks saludables a la escuela; el caldo restante es mezclado con tiza y colorante rosado y luego sí, finalmente, entra en la línea de montaje donde tras un recorrido perfecto y estético se completa el llenado y empaquetado de cada tubo de pasta dental Parodontax. El personal presente, escaso por la robotización, utiliza máscaras conectadas a tubos de oxígeno.

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Yo el laburo lo hago. Dos veces por semana, puntual. material original, a veces sale mejor, a veces pruebo cosas a ver qué pasa. Los de abajo son botones de suscripción que sostienen el correo, su frecuencia, su puntualidad. Montos irrisorios, menos que un flat white el más bajo, menos que un menú ejecutivo el más alto, y estamos hablando de fideos con agua y panera. En fin. No pierdan la oportunidad de acompañar al folklorista. Gracias.