Parte de Inteligencia 15
Correo número 100, people. Escribir te hace más sedentario pero te mantiene entretenido y todo lo que pasa por la mente se usa, no queda rebotando o perdiéndose. No digo que tampoco sea bueno, ojo.
Si yo no entendí mal, el propósito de los votantes de Milei es que el presidente la pudra, las palabras exactas que escuché, una y otra vez, haciendo microsociología en el largo periodo electoral de 2023, fueron “que se pudra todo de una vez”. La poética de la campaña de La libertad Avanza excluía cualquier promesa de un futuro mejor, al menos inminente, de hecho Milei situaba la idea de una polis verdaderamente feliz y próspera para dentro de treinta o cuarenta años cuando la liberación de las fuerzas productivas y su batido de coco hicieran emerger, recién ahí, una nación poderosa. Su imagen era: un hombre, una motosierra y un aullido. Sus votantes, un tercio nacional, no objetivaron ninguna otra voluntad más que la de herir al sistema y que esa herida produjera una tormenta como la de ayer en Buenos Aires, un escándalo, un apocalipsis. Todo el cuento liberal era, es, entiendo yo, para rellenar y parecer cultos, que esta pasión gregaria tiene un manto sagrado recubriendo y que no parezcan solo animales pidiendo sangre, recompensa, revancha. Una mayoría generosa aceptó luego que iba a soportar aumentos, congelamientos salariales, si como contraprestación le ofrecían el espectáculo de un presidente tirando del mantel. Arriba del mantel hay subsidios, privilegios, inflación y pesos.
En ese sentido, no me parece alocado que el presidente se vea así mismo como un personaje bíblico que encarne cosas, como Moises, y que surque metafóricamente la meseta pampeana, que la peregrine o la erre, porque era una fantasía colectiva bien horneada la sed de que apareciera algo o alguien que rompiera el decorado democrático, que los políticos se dejen de hacer los buenos y se esfumen, y es, atención, seguramente, un plan mayúsculo de alguna corporación o sociedad secreta. Soy de las teorías conspirativas, por supuesto: creo que como se perfeccionan los softwares se perfeccionan los medios para alienar a las masas y someterlas a creencias o inducirlas. Pensemos que Cambridge Analytica hizo su gran trabajo durante el referéndum por el Brexit en 2016 que fue el año que salió la Playstation 4, que hoy ya es una antigüedad; en 2020 ya salió la PS5.
El uso de datos y estrategias digitales para mover la opinión pública, romper los partidos y las tradiciones, ya tiene ocho años encima desde su experiencia más exitosa en lo electoral, el Brexit fue voto popular, un mata mata, sin doble vuelta, nada, y tuvimos con el plan universal de vacunación contra el Covid el ejemplo más espectacular y reciente de alineación de estados nacionales, diferentes religiones, colores, equipos de fútbol, y en el que muy poca gente educada quedó a salvo de una gran manipulación, de saludarse con el puñito, de llevar durante horas un barbiijo salivado, y tomarle la temperatura a las criaturas con una pistolita en la frente. Las víctimas quieren olvidar, dijo Vanessa Redgrave en Un Muro de Silencio, de modo que no tenemos casi ningún reflejo de este disparate en la industria cultural, no hay biodramas, ni documentales ni muestras fotográficas. Raro, eh. La humanidad se fue infiel a sí misma y prefiere no volver a hablar del tema. Pero queda claro que hay cosas que se pueden hacer con un país y que parezca un gran consenso, que pase por soberanía popular. Sobre el Brexit recomiendo la película “Brexit, the uncivil war”. Hay que bajársela o verla en algún canal pirata de streaming; en plataformas no está.
Eso, al lado del Covid, una campaña electoral en un país pequeño y pobre es como hacer una tostada. Y como los que financian este tipo de emprendimientos tienen dinero podemos colegir que la finalidad es ganar más dinero, así que, como casi siempre, hay que mirar la tabla de goleadores en el mercado para ver quién se beneficia con, o por, la miseria de los demás. Los salarios y las jubilaciones se van licuando, las tarifas se siguen actualizando. Día por día. Como el Covid, parece un reseteo. A menos que Milei demuestre que no lo es. Que no es su intención crear pobres sino fabricar clase media antes de los treinta años que se puso en el horizonte. Que es un hombre bueno, aunque con la empatía de alguien que no conoció la bondad y que vivió bordeando la vida con un pie adentro y otro afuera, con pocas palabras amables, solo el vocabulario del que esquiva piñas.
El escándalo que provoca Milei con lo que hace y no hace es aumentado por la prensa, cómo se puede vivir así, que aún no resuelve los términos de su supervivencia tomando en cuenta que se voltearon las pautas publicitarias estatales y quedó mucha gente con altavoz en bolas. Los municipios y provincias también están, obviamente, recortando sus números de publicidad, no es año electoral, con no indexar ya contraen, y eso es mucho malestar que suma al escándalo y agota la paciencia de los medios que se ponen con Javier y Karina mucho más ásperos, sardónicos, que lo que en su tiempo fue la revista Primera Plana con Arturo Illia y su mujer y, todo esto, sin haber cumplido tres meses en el poder.
Ojo, considerar que Milei no es previsor o que no estudia los reglamentos o el funcionamiento de las instituciones, es desconocer que el camino a la presidencia tiene miles de hitos donde hay que saber reglamentos, tomar recaudos, guardarse información, ser discreto, esquivar una copa de vino, aceptar un mate, un cheque, una promesa vergonzante, bajar las revoluciones y acelerar cuando ve que se cierra una puerta que se quiere cruzar. Por lo tanto, la disposición de Las Fuerzas del Cielo en el parlamento es aleatoria y no responde solo a un mal cálculo. Yo entiendo que tiene la fuerza del desinterés. Milei, o quien le sopla al oído, que puede ser dios, ojo, comprende que si el Congreso no es fácil, es plata tirada. Por lo tanto, si Milei no tuvo un diputado que sepa cómo funciona la Cámara es porque Milei no se preocupó por tener ese diputado antes o por entrenarlo o comprarlo después. No es que no quiso tener los votos; si los tenía bien, pero al no tenerlos…, no es la mala praxis que denuncia Pichetto con su gracia de pájaro nocturno pero que tiene como referencia las buenas prácticas parlamentarias, que es el decorado que el presidente se propuso, o al menos prometió, cortar con una sierra.
Si las masas hubieran querido cambiar de gobierno sin fomentar un escándalo con su voto habrían votado masivamente a Larreta que vendía exactamente eso: paz, orden y progreso. Y habría conseguido la unanimidad necesaria en el Congreso para aprobar sus reformas. La primera vuelta electoral de 2023 fue casi un plebiscito en relación a estos dos estilos. Por lo que entiendo que esta revolución en los modales que trajo Milei todavía tiene margen, no saturó el color, aunque el tiempo vuela.
Los de abajo son botones de suscripción que actualizan mes a mes por CER, compañeros, y sostienen el correo, su frecuencia, su puntualidad. Esto se puede leer gratis, de todos modos, no como el papelón de La Nación. No pierdan la oportunidad de hacerlo quienes aun no lo hicieron y capaz llevan un año leyendo, cien ediciones. Gracias.
Mmm. No.
Todo bien con el chiste de Milei "... y que se pudra todo" pero a los 50 los márgenes para la joda son cada vez más estrechos.