Parte de Inteligencia 14
Ya sabemos cómo se llama el presidente pero no cómo intentará hacer lo que prometió. ¿Se viene un chavismo de derecha, con los chicos de rappi defendiendo las reformas en la calle? Extras
En el horizonte una nueva hora comienza y sonarán los redoblantes. Las organizaciones sociales, los sindicatos, las maestras jardineras, todos los estatales del mundo, los que van a las marchas de los 24 de marzo y a las del orgullo, todos pisarán las calles nuevamente, con ganas, con pasión renovada, la versión humana, artesanal, proletaria de la máquina de impedir se pondrá un pañuelo blanco y dirá que no. Que no a todo. En la 9 de julio, nuestro Coliseo, un tendal humano de protestantes le van a dar marco a las reformas, tanto marco, que van a alimentar la idea de que éstas pueden voltearse o impedirse, ni siquiera negociarse. Ya pasamos por acá. Ya alguien quiso y no pudo. Y en la repetición la necesidad de cambiar la jugada para que funcione. Parlamento más consenso social consagrado por los votos es insuficiente. Menem compró sindicalistas para vender Entel, Obras Sanitarias. ¿Acá hay sindicalistas para comprar y hacer fácil lo de Telam, lo de Aerolíneas? El consenso parlamentario es una cosa, toma y daca normal, pero la calle es otro poder. El quinto, el que alimenta las transmisiones en vivo del cuarto y se van cebando entre sí para estirar cortes de calles. Ambos desgastan a los parlamentarios, y le facilitan a los jueces dictar medidas de no innovar sobre algo cuya idea era la innovación y el ejecutivo queda chiquito explicando que no sabe cómo seguir.
Lo normal es que Milei intente cohesionar con plata, es lo más realista, porque la coerción con palos es más difícil, aunque parezca a mano y legítimo. Cuesta ver a los canas o gendarmes tirando tiros para un gobierno que puede ser experimental y después pasarse la vida encerrados o dando explicaciones porque los políticos que dieron las órdenes dejaron de existir. Bueno, pueden probar una vez para mostrar disciplina, pero, sostenerlo, es difícil.
Las reformas de Milei se resumen en que la economía funcione con menos trabas, que la plata circule, que cien unicornios florezcan y que cien fábricas de sombreros compitan entre sí, y suenan tan razonables como fáciles de entender y responden a un deseo popular de que la economía sea normal, pero no es menos cierto que tendrá perdedores de carne y hueso que mostrarán su herida y activarán los mecanismos de defensa. Macri dijo anoche algo interesante en la tele cuya verificación será en la calle. “Si alguien tiene dos toneladas de piedras para tirar, esta vez están los jóvenes para defender la democracia”. Estima el ex presidente que los chicos que masivamente votaron a Milei podrían ser como una guardia revolucionaria civil. No lo dijo así. Como una nueva juventud maravillosa lista para bancar privatizaciones y reformas impositivas en la calle. Tampoco lo dijo así.
En Argentina las cosas empeoran de a poco; no fue cosa de un día pasar del imperio que nunca fue con sus estaciones de trenes, como catedrales, a esta joda, pero al menos empeoran. La materia se modifica. Hay como una gravedad fecal inexorable que jode la vida de todos, jodiendo más la de los más pobres hasta que no están más jodidos porque mueren en las peores condiciones. Contrariamente, salvo emprendimientos privados (esto es cierto, no es ideológico), no hay nada público que mejore siquiera de a poco. Algún islote: ¿el Same, el Incucai? ¿Mejoran o simplemente no empeoran al ritmo de los demás?
El principio sindical de no se moverá un papel signará las primeras horas de la gestión de Milei y luego las segundas horas. Cada vez que el funcionario recién llegado pida algo el circuito automáticamente se paralizará. El equipo de nuevos funcionarios no es un ejército avanzando sobre la pampa y barriendo poblaciones indígenas con la asimetría de la pólvora para imponer la civilización. Son civiles con votos que se pulverizan con el correr de las semanas dando una batalla imposible contra empleados públicos dentro del monumento estatal diciéndoles a ver cuánto aguantás.
Algunas reformas reveladas por Milei son de difícil gestión y de pobre aporte al achicamiento del gasto público. Se pueden vender edificios, pero no se pueden vender dotaciones de personal. Se sobreentiende que nadie comprará Radio Nacional o Canal Siete o Télam como están, por lo tanto, lo que pueden poner en venta son las instalaciones o el equipamiento en tiendas de antigüedades. ¿Se podrán pagar las indemnizaciones con los edificios? Si tiene que liquidar Télam, el gobierno deberá pagar indemnizaciones que seguramente excedan el presupuesto de dos años de la agencia ¿y entonces suma o resta? ¿Cuánto tiempo puede vivir el país sin actividad aerocomercial cuando los sindicatos aeronáuticos corten todo en repudio a la venta de las acciones estatales de Aerolíneas, la suspensión de aportes extraordinarios o disponer una política de cielos abiertos?
Milei, menos que nadie, está en condiciones de hacer esa Moncloa de acuerdos multipartidarios que permitan avanzar con cosas seguras pero lógicas o justas cuando le dijo rata a media dirigencia política hace diez minutos. Su destino, entonces, es hacer las cosas por las malas. Son tres semanas hasta la jura. Milei fue puesto en hielo para poder hacer su discurso triunfal del domingo a la noche. Sonó bastante presidencial, es la verdad. Dijo carajo al final pero excluyó a sus hijos de cuatro patas de la lista de agradecimientos como para crear un ambiente de normalidad clínica. Si hay alguien, incluso el presidente electo, razonando los rituales de transmisión del mando, debería contener en esa jornada las señales mismas de la reforma. Y transformar el doloroso trámite de ejecución de un paquete de reformas en algo tan popular como lo fue durante la parte de venderlo. Hacer parte a la población, o al menos a sus votantes, que fueron tantos, del plan motosierra, que lo promuevan como mormones. ¿Un chavismo de derecha alentado desde La Nación+ y los medios amigos que se quieren sumar?
Dijimos en viejos correos que el gradualismo de Macri no fue sólo porque quisieran hacer las cosas sin lastimar, sino porque los propios funcionarios necesitaban hacer las cosas sin lastimarse, dada la falta de entrenamiento de muchísimos de ellos en el trabajo duro, no académico, en algo muy sucio y específico que es el trabajo de no equipo en un ministerio donde el cafetero es espía de la UPCN. ¿Este nuevo paquete de funcionarios llega al estado con mejores habilidades que aquellos o será una nueva pasantía con pasos de comedia del estilo de la serie Veep? Cito a Pagni: son preguntas que nos hacemos.
No fue hace veinte años que Milei se disfrazaba de diablo o que habló con toda liviandad sobre un supuesto mercado de órganos. Fue también hace diez minutos, por lo tanto, podemos establecer que la cabeza que produjo esas ideas es más o menos la misma que tiene hoy. Será observado con una lupa que otros presidentes, abogados grises, no tuvieron. Será un outsider hasta que reelija. Allí habrá fijado la norma. Pero su tiempo de mandarse al espacio infinito como en una clase de teatro terminó. Tiene que ser el primer trabajador y el más ordenado de todos. Macri podrá oficiar de sponsor, el padre de un hombre grande y solo, para dar las garantías de que todo funcionará normalmente.
Tengo para mí que buena parte de la elite argentina pasó a la Argentina a pérdida, por eso las dirigencias de las ongs, los abogados millonarios, los dirigentes radicales que estaban sin novio electoral, votaron a Massa, exactamente al revés de a quienes dicen representar. Agitaron el brochure de los Falcon verdes y de la ultraderecha mundial, pero en realidad, necesitaban asegurarse la vida más normal posible. Business as usual. Seguridad en el corredor norte y dólar recontra alto para que la Argentina sea una fiesta para ellos.
El peronismo olvidó completamente la idea de mejorar la vida de los trabajadores y se dedicó a mejorar la vida de los peronistas y sólo ensanchó su base dentro de la elite acomodada bajo la idea de representar el bien que sube el dedo a quienes hacen los deberes y rinden pleitesías o se lo bajan al que transgrede el catecismo. Los privilegiados del mundo del arte y la academia se estiman como una nobleza y desde allí quisieron psicopatear al electorado en los últimos días de campaña. Dieron vuelta infinidad de votos pero a favor de Milei. Les salió bien porque para ellos se renueva la esperanza de salir a la calle a festejarse en la lucha, como si nada hubiera sucedido.
FIN
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El compañero Martín Rodríguez se expidió sobre las elecciones en Revista Panamá.
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Todo lo que decís y que suscribo, es lo que me tiene nervioso desde las generales.
Como vos decís, desde el bolsillo me convenía que ganara Massa, pero voté a Milei, la ética (¿?) contra el bolsillo. Ahora a aguantar.