Mister Fortíssimo!
Javier inaugura las sesiones ordinarias del Congreso el viernes a las 9 de la noche, en el horario de Calabromas, y en pleno shabbat. La verdad es que es un país para sacar entradas, compañeros.
Después del asesinato de Navalny, la semana pasada, se me hizo patente que Rusia le va a ganar la guerra a Ucrania y que ya no hay otra salida que el empleo de misiles de largo alcance lanzados desde países miembros de la OTAN para desnivelar; de no ocurrir, este infierno tiene un resultado cantado, con cien mil muertos acumulados que no se habían muerto nunca hasta ahora, y que pudo haber previsto, con toda certeza, el chat GPT. Le vino bien a todo el mundo desarrollado entretenerse con la gesta del presidente actor que lleva dos años vestido de fajina para no encarar al putinismo con toda la autoridad y los fierros necesarios. Desde luego que el involucramiento de la OTAN no va a ser gratis porque China e Irán no van a soltar a su aliado, así que el eventual triunfo de Trump en las presidenciales norteamericanas de fin de año es lo que va a asegurarle un empate pírrico a todos y que los ejércitos vuelvan a la base.
Se puede hablar de política mundial, compañeros. Hay que tenerse fe, nomás.
Esto mismo con un trajecito, en televisión, anteojos montados al aire, atención; puedo sino especular con el clima, hablar de vientos, presiones, ir más lejos, decir biósfera o estratósfera, ilusionar o desilusionar con un cielo azul o un cielo de plomo para las próximas horas y abrir un paraguas en el estudio y que se maten de risa las conductoras. Lo importante es que los ojos no mientan cuando le hable con énfasis a la cámara, que a la sanata no se le interponga la moral, el mandato de no dar falso testimonio.
Hay compañeros sin vergüenza y compañeros con. Los sin vergüenza ya no triunfan sólo en el teatro, en la tele, sino que controlan gobiernos y lo hacen con la misma fuerza con que crecieron en el sistema de medios, provocando, descolocando, hablando con entusiasmo de lo que entienden hasta ahí, surfeando en un océano de contenidos donde Beatriz Sarlo y Susana Giménez valen lo mismo, sobre todo porque Sarlo, su grato nombre, que simboliza a los que saben, entregan sus cuotas de histrionismo de qualité a un sistema que absorbe notas altas para mejorar el promedio con el infinito de notas bajas. Kovadloff, otro, hablando pausado, tejiendo subordinadas en el aire, sus anécdotas sexuales con Amalia de José Marmol, tan detalladas, y siempre convocando a la paz mundial. Es muy difícil zafar y resistirse cuando te llama el productor. Alejandro te quiere en el piso. ¡Bueno! Uno a veces ve gente educada que va a La Nación + a ser entrevistados por rústicos totales para que estos concluyan lo mismo que pensaban antes de cruzarse con los cráneos. ¿Para qué fueron?
Hay un corto plazo del país que se resuelve en la mesa de arena de diez políticos, nueve de los cuales pueden ya mismo estar conspirando entre sí, y no por separado (atenti), para sacar a uno, pero ojo que nos quedan esos nueve. Así que la circunstancia Milei puede disiparse, esta extravagancia de cuento, y que se restablezca la paz en Twitter, que se retome la disputa tradicional, el superclásico Perón o muerte, y vuelvan las pautas publicitarias a los medios, pero no disipa el ambiente que lo hizo posible, ni los problemas.
Quedan los nueve y una intelectualidad, inteligencia, élite, superestructura cultural que no le raya el auto a los políticos nunca sino que se asocia con ellos. Para mí, esto es, como diría Carlos Pagni, de primera magnitud. Los profesores candidatos a ministros de la UTDT que son profesores durante cuatros años van a la tele cuatro años, explican durante cuatro años y son candidatos a ministros durante cuatro años. Y luego nadie gana y los intelectuales, las universidades, la academia, se perdieron de decir las cosas como son, o la versión más honesta de cómo creen que son, sin la necesidad de amortiguar la idea al candidato porque le va a parecer osada, o impracticable o no la va a entender. Casi no existe el economista que vaya a la tele que no quiera ser ministro o director del Banco Nación o del Ciudad. Si el intelectual tiene que acomodar lo que dice para acomodarse luego ¿dónde queda el producido de aquello en lo que verdaderamente cree y para lo que estudió? Vale para los que interpretan la opinión pública y para todos los inteligentes de un país donde la inmensa mayoría se maneja con quinientas palabras.
Así fue que el profesor Milei le ganó a todos los profes que la vieron pero no se la contaron a sus candidatos para no perder distancia con ellos. Y Milei no vio nada, pero se coló por los pliegues de un acordeón agujereado. Todo esto en desarrollo, eh... Otro día retomo. Pero para no caerle solo al sistema de dirigentes políticos que entregó la democracia a la buena de dios, sino dividir las responsabilidades con los jueces que bien pudieron haber hecho sus deberes y no los hicieron, y las universidades y los profesores que alcahuetean dirigentes de cuarta para cambiar el auto.
En otro orden, vi el superclásico el domingo con amigos en el quincho, comimos harinas de “Gorrión”, muy buenas, y tomamos mate con yerba “Kalena (suave)”, orgánica…, a mí me gusta, es carísima, pero, bueno, más caro es un economista diciéndole a Larreta vas bien, vas bien, así que yo en casa me doy los lujos, no pijoteo con lo que me gusta, con lo que está bien, porque yo ya sacrifico el salir a comer y que me sirvan; si en un restaurante o bar tengo que estar mirando la carta al detalle, no sé, no me interesa, pienso que cuando pueda, iré; prefiero, entonces, tirar siempre mi casa por la ventana. Siempre dije cuando hay, hay, y cuando no hay, no hay, y además que para ganar hay que gastar. Pero este anarcoliberalismo ya no funciona cuando tenés que pagar las cuotas relacionadas a la educación, la salud y el esparcimiento de las crianças. Algunos items hay que asegurarlos y hay que separar la plata para hacerlo viable. Mi octavo y más conservador mensaje a la juventud.
El fútbol argentino no se puede ver, naturalmente; si es por ver el deporte veo las ligas europeas, mejor animación física, a mí me interesa el fútbol argentino cuando no se juega, el fútbol de lunes a viernes, la comidilla de la AFA, el mal ambiente en los vestuarios, y los grandes personajes asociados al fútbol que son hábiles declarantes como Riquelme, los provocadores, me gusta escuchar hablar. También la música de los nombres propios, aunque estos tienen que ser siempre del pasado para que me hagan tilín tilín, cuando los futbolistas eran gente mayor, Jota Jota, La Pepona Reinaldi, el Pato Pastoriza. Me gusta el escándalo, la pasión por los asuntos menores que a quienes se apasionan no les resultan nada menores, al menos mientras se apasionan con ellos. No me interesan los hinchas, quedé muy decepcionado de mi última excursión a la cancha. Lo escribí acá. Demasiado adocenados todos, son hinchas de sí mismos, todos disfrazados con la remera, no digo que vayas con una mezcla de colores que puedan suscitar un equívoco, pero todos uniformados con la playera del club, son mascotitas y no una masa viva como la del Mundial, desgarrada en la derrota, enloquecida en el triunfo. Los que pueden ir de locales se sienten tan agradecidos de tener la pulserita que soportan cualquier disparate que se vea en la cancha. Incluso toleran técnicos disfrazados de bartenders como Demichelis. Me gustan los técnicos vestidos de fútbol que se visten para servir a sus futbolistas y están en condiciones de ayudar en un precalentamiento haciendo toques cortos.
Ya termino.
Cuando iba a la escuela secundaria, todas las semanas podíamos ir al Teatro Colón, no sé cómo era el acuerdo pero podíamos ir al gallinero (no intencional). A mí sólo me interesan las orquestas, eventualmente los pianistas, así que iba, y depende con qué compañero concurriera al concierto podía dejar la función en algún acto para patear el centro. Cierta vez, aquí tampoco hay anécdota buena, es otra película iraní, puede ser entre el 81 y el 85, fuimos a la AFA porque cerraba el libro de pases. La AFA está a dos cuadras del Colón. Así que esa noche me senté en la veredita de la AFA, ya gestión de Don Julio, a charlar con futbolistas pobres, desconocidos, amontonados en las inmediaciones esperando novedades, mientras los dirigentes salían apurados a cerrar algo fuera del edificio de Viamonte, las épocas sin celular. Esa noche tocaba el piano Yefim Bronfman en el Colón, muy muy joven, entonces, ruso, israelí, americano, paga impuestos en todos lados, y yo lo escuché un ratito nada más, un crimen, pero de haberlo escuchado me habría perdido el cierre en AFA, y las caritas de los futbolistas pidiendo noventa minutos limpios más. Yefim tenía veintipocos, como los jugadores, recordé siempre su nombre porque mi profesora de francés madame Fernández Pintos había ido al concierto y quedó encantada, enloquecida, me contó al día siguiente, y le dije: Oui, oui, tout à fait d'accord y ahora a la una de la mañana del martes 27 de febrero de 2024 vuelvo a Bronfman, a ver qué fue de su vida y noto que engordó del original de los ochenta, lógico, que tiene 65 años y que Philip Roth dijo de él en La Mancha Humana: “Entonces aparece Bronfman. Bronfman, el brontosaurio! Mr. Fortíssimo!”
Dos veces por semana, puntual. material original. En la tradición de Manfred Schönfeld y Jesús Iglesias Rouco. Los de abajo son botones de suscripción que sostienen el correo, su frecuencia, su puntualidad. Montos irrisorios, menos que un flat white el más bajo, menos que un menú ejecutivo el más alto, y estamos hablando de un plan de fideos Terrabusi con agua y panera. En fin. No pierdan la oportunidad de acompañar al cantor. Gracias.
De La Mancha Humana de Philip Roth:
“Yefim Bronfman looks less like the person who is going to play the piano than like the guy who should be moving it. I had never before seen anybody go at a piano like this sturdy little barrel of an unshaven Russian Jew.”
A la memoria de Glenn Postolski que leyó todos los correos hasta el viernes pasado. Murió el domingo. Que en paz descanse.
todo muy lindo, sobre todo la parte de los que hablan de fútbol. Yo mismo durante años escuché hablar de fútbol durante horas sin ningún interés solo porque la única radio que agarraba era La red.
Una duda me atormenta mi estimado esteban . . . y es sobre el uso de habría y hubiera desde hace varios de sus bonitos noticia-carta. Yo no sé, usted vea si me lo aclara porque es un real problema para mí. Desde ya muchas gracias, saluda atte, juan garcía.
"La música de los nombres propios." Me gustó.