Mis huevos over easy
A cinco días de haber sido electo yo no me le cagaría tanto de risa al presidente que fue electo por el 56 por ciento de los votos y con el mandato de tirar del mantel. Extras.
Estoy fundido, llego a fin de año reventado, y en particular esta semana dormí muy poco, elecciones, viajes familiares, se acumularon quilombos varios, y el newsletter depende mucho de mi inspiración, llamemosla así, y me disculpo si parece un poco mersa, pero no hay muchas formas de definir eso que no se saca de un cajón, o que no está atado a un tema fijo, pautado, tema la vaca vieja, y escribís sobre el último día de una vaca que ya no puede más, y muge pidiendo muerte súbita, así que lo que puedo escribir a veces aparece de golpe, la oración entera mientras camino a Cuervo o Silvestre, y después es cuestión de seguir desde ahí, antes que se te escape, pero muchas veces se lleva todo el día atrapar la sortija, donde paso por todos los estados, incluso el estado prohibido que es discontinuar el correo.
Hace algunos meses procedía mucho con Youtube para estimularme, cantaba y cantaba, ahora agarro cincuenta libros leídos, los leo donde los tengo subrayados a ver si alguna línea me dice algo, se me hace una pilita en el suelo, y a veces funciona, como la carambola del pool. A veces me acuesto sobre el piso del quincho y miro el techo abovedado buscando formas, caras, una crucifixión, en las líneas irregulares del fenólico. Cuando estoy muy cansado, como ayer, pasan las horas y no sale nada, son los peores días, y pienso que así exactamente debe vivir un verdadero tarado por dentro, con la constancia de que una nube densa, insensible, lo cubre completamente para siempre, volviendo lentas sus respuestas, las reacciones; bueno, yo huyo del tarado, que siempre es una opción, y busco la chispa, a veces en contacto con otros, exagero algunos modales, un agradecimiento en la vía pública a un automovilista por permitirme cruzar sin matarme; o si soy el automovilista en mis repetidas procesiones de papá Uber, me detengo, como se hace en los mejores países del mundo, para que pase el peatón y ver cómo me gratifican y si hay algo para robar de ese saludo; le busco conversación al chino del autoservicio, tal vez lo más difícil del mundo después de intentar pasar a un camello por el ojo de una aguja; porque algo me tiene que agitar el pabilo. No puedo mirar futbol, noticieros, nada, no me suma, me saca tiempo sin agregar contenido, aunque capaz un fragmento de película puede andar. Me pongo a regar las plantas regables, las más importantes las tengo con riego automático, un aparatito que no es caro, compañeros. Me hago una tostada con huevo, siempre over easy, en la sartén de hierro y me como siete almendras, seis castañas y cinco nueces. Confío en mi ruleta mental de barquillero, sé que en algún momento aparece la palabra o la idea que acelera el tipeo que siempre es más lento que la mente, lo cual es malo para el trabajo, cualquiera que escribe lo sabe.
Mi pesca del día fue “el telex”, porque pedí turno para los chequeos anuales, yo todo lo hago en Fleni, mi médico trabaja allí, y pateé todo para después de las elecciones para jugarme un pleno a que ganara quien ganara la vida seguiría su curso y todo seguiría más o menos igual para los privilegiados, y parece que así son las cosas, así que dejaré a las bendiciones en la escuela y meteré un estudio a continuación del otro el 5 de diciembre, incluído electrocardiograma, todo de rutina, todo va bien, compañeros, y se me representó la máquina, el electrocardiógrafo y asocié, y ahí saltó Violeta, y recordé que en un librito de tapa colorada de Esteban Peicovich que podía llamarse Perón por Perón, no lo recuerdo y no gugleo para no ensuciar mis recuerdos con la verdad, se contaba que el general bajaba a un saloncito que tenía en Puerta de Hierro en Madrid a leer los informes que vía telex le mandaban sus alcahuetes desde Buenos Aires. Podían ser Paladino, Cámpora, Rucci, Abal Medina. Se prendía un puchito detrás de otro, el casi último Perón, y veía como salía la tirita con los chismes. Después le pedía a lopecito que devolviera algunos mensajes que él mismo dictaba. El general no tenía hijos, amaba a los perros, despreciaba a los radicales, se apareaba con artistas de variedades y estaba rodeado de boludos. Caramba.
La entrega anterior a ésta terminé de escribirla a las 6 de la mañana, no quiero hacerme el esforzado, pero buen, estos son los hechos. La política me tiene completamente rotas las indisfrunguendisheguen. Descuento que a la mayoría de ustedes también. Esto tiene ciclos de atención, súper atención y hartazgo. Y paso demasiado tiempo en Twitter, más que nada en los tiempos muertos, los semáforos, parado en el mingitorio y en la puerta de la escuela, y todo es política en la red. Una nube densa, insensible, cubre completamente a los tuiteros. Y pasaron de la campaña negativa a Milei a la campaña de la burla a Milei. Yo digo: si les hace bien… De todos modos me parece espectacular que los cuarenta años de democracia se celebren el día que Javier asume la presidencia, que es el exacto opuesto a Raúl Alfonsín. Un presidente que era así como ideal, correcto, buenas maneras, respetuoso de las ideas ajenas. Pero que, además, como cualquier radical, siempre trató de pasar como sano mentalmente, que no había nada raro en su forma de ser, por eso los trajes, la carrera de derecho que no despierta temores, también por la extrema cautela para las definiciones, siempre por la mitad, muy radical, lo digo o no lo digo. Te quiero o no te quiero. Esposas y amantes. Porque el tesoro siempre estaba, o está, en otro lado para los radicales o resulta que lo tienen los demás. Y tenían, no sé los más jóvenes ahora, todo el ritual de los despachos. Como que a medida que ascendían en el escalafón sumaban ante despachos y tira de secretarios que retenían hasta llegar al dirigente. Y les hacían juntar orina a los que pedían audiencia. Si venían a manguear…
Los peronistas están sobrerrepresentados en sus detalles, no me detengo, pero esto de Milei qué es. Cómo funciona todo eso por dentro. Los medios de comunicación comerciales no destinaron sino hasta cuando todo estaba muy leudado cronistas que se concentraran en ese mundo, como si no lo pudieran creer, o fuera demasiado caro para jugarse una ficha, y luego, tarde, cuesta encontrar relatos sin prejuicios. Cualquier movilero se planta cancheramente ante el hotel Libertador con el tono de “pero mirá estos tipos”. Es casi todo superioridad moral con el sujeto y el entorno del sujeto que es presidente de la Nación electo con el 56 por ciento. Milei no es un civil a la Alfonsín, no es un cheto, no lo es, no es milico, no es peronista tipo Katopodis o Insaurralde. Qué es. La novedad total. La mayoría de los vividores de la política y de los super atentos se juegan el pleno de su transitoriedad, como que Milei sólo tiene el papel histórico de licuar, hacer el rodrigazo, rebootear la economía por las malas, y entonces le clavan adjetivos fáciles como a un toro flaco en una corrida, para que sea más fácil enloquecerlo, fomentar confusión en la élite, armar clima rápido de despelote, matarlo.
Yo sé, porque vi la foto del presidente saliente con el entrante, porque reconozco esos ojos enrojecidos de Javier que piden de todo, piedad, poder, muerte, juego, matemáticas, que vio el parque inmenso que rodeará sus oficinas presidenciales en Olivos y vio a sus hijos de cuatro patas corriendo sin límites. Creo que lo mejor de un presidente excéntrico no lo estamos viendo con claridad porque el deseo de tener un presidente malo, en el sentido de maldad, no como Alberto que es malo administrativamente pero en el fondo es bueno porque es peronista, que justifique la movilización, el llanto y las performances se lleva toda la energía. Pero bueno, así más o menos terminé el último correo. Lo dejo acá.
FIN
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"El general no tenía hijos, amaba a los perros, despreciaba a los radicales, se apareaba con artistas de variedades y estaba rodeado de boludos. Caramba". Brillante.
Te digo más: ¿contra quiénes fue la campaña de Peron en el 45? Si, contra la "politiquería"