Mi Argentina exquisita
Dijo Juan Grabois que dar la mano blanda es de garca y tengo la terrible sensación de haberla dado siempre no demasiado fuerte, o sea presumiblemente blanda. Expuso una inseguridad que tuve siempre.
A. Amistá. La D final en las palabras es como la muela de juicio, una rémora. En algunas regiones de España le calzan una ese o zeta al final, para que tenga más gracia, para que no suene como T, acá la rematamos en la vocal, los locutores del ISER dicen la d para lucirse y, en portugués, bueno, la hacen ayi, esto es muy conocido: felicidayi. Como a la L final la vuelven una U larga, Brasiuu. Divino. La amistá, en cambio, va a sobrevivir como sistema eficiente para crecer por fuera de la familia, observar de cerca de qué otras formas se puede vivir, además de sumar gente para admirar y amar y luego envidiar, que es un poco el final de la amistad. No tiene por qué ser así de lineal. La amistad tiene huevos: está llena de estos sentimientos contradictorios, de fastidios e indignaciones. Nadie crece al mismo tiempo, ni a la misma velocidad, dos corriendo y una sola silla, dos bailando y una sola mujer. Al fin se constituyen identidades con la que cada uno puede vivir en soledad, sin espejos, y las amistades se vuelven menos intensas, más prácticas, un campo para probar ideas y quedar a salvo de una ideación desmesurada. Los amigos/enemigos son una tragedia. No se puede evitar, y no se puede corregir. Tarda en detectarse, uno siente que algo, mmm, no anda, pero qué es, los días son largos, los años irregulares, pasan muchas cosas en el medio, pero qué está pasando. Algunas veces me tocó cortarme del mundo, eliminar grandes testigos de la vida previa para completar mi setting de persona verdaderamente respetable. Por supuesto, me apena haber obrado así, pero debo perdonarme la vida, tampoco me quedó otra. Hice lo que pude para alcanzar una versión de mí que no requiriera de espejos, confirmaciones, donde mi pasado más desparejo no sobreviviera ni como recuerdo. Lo pude haber hecho mejor, sin duda. Pero son las partes de la vida donde la falta de un padre que adoctrine con doctrina y no con sombras se hace evidente. Uno debe paternizarse solo y ensayar todos los movimientos como si el mundo se fundara cada mañana porque uno resultó el eslabón subalimentado de una cadena.
B. Boludo. Me gusta dicho por mujeres más que nada. Les queda muy bien. Si son minones fálicas como Cecilia Roth o Leonor Benedetto, en su tiempo, les queda aún mejor. “Sos un boludo”. Como recriminación, como acusación, la mujer denuncia al hombre en alguna forma de infantilismo o falla racional que presentó en la vida íntima de la pareja o la familia. Cuando no hay faltas graves, infidelidad, violencia, y aparece igual el “boludo” es un aviso que hacen de pérdida de respeto, lo cual, temo exagerar, hace tanto al fin del patriarcado, como al de la sociedad, y la decadencia misma de occidente. La boludización del padre puede ser un escalón inevitable del llamado empoderamiento femenino que más que acomodar los tantos termina en una defenestración del hombre que lo aleja de la defensa del hogar y de los valores comunes de la sociedá, como la libertá. Para los niños un padre que cae antes de tiempo, antes de que ellos mismos lo destronen, es una fuente de inseguridá. Teníamos un patriarcado muy muy light, cuidemos lo que queda de él. Claro, hay un “sos un boludo” que significa que te amo. La mujer rendida ante lo espléndido intrínseco del varón. Eso sí le da otra cuerda al mundo.
C. Conchuda. También dicho por mujeres es una palabra divertídisima. Un adjetivo que, de hecho, sólo las mujeres pueden usar correctamente, como algo específico de lo femenino. Tremenda conchuda o conchudísima, escucho mucho. Me gusta, en ese sentido, que las mujeres saben algo sobre ellas mismas que les permite detectar que se puede ser mala, de una manera particular, al alcance de la sensibilidá exclusiva de otra mujer.
D. Delincuente. A quién no le gusta el uso invertido de ciertos adjetivos. Que ser un hijo de puta es un fenómeno. Me gusta cuando a los nenes se les dice que son unos delincuentes, supongo que por simpáticos, seductores, ilimitados en su energía y poco culposos, y que, ya de niños, mamen la ambigüedad del lenguaje. Y que el marginal, no el adocenado, puede ser el rey.
E. Esmerarse. Me gusta, entonces, cuando se dice que alguien es boludo o conchuda. Y le agrega: “y se esmera, eh”. Lo siento muy nacional. A cien metros en un aeropuerto puedo distinguir al argentino que dice “y se esmera, eh”.
F. Fisura. Esta palabra registra lo mal que puede estar alguien pero sin recurrir a psicologismos o dispensas. Perfecto, lenguaje carcelario sin filtro médico romantizador.
G. Garúa. Sin duda, Cadícamo por encima de Discépolo que era como el suplemento Sátira/12 del tango, con ironías. Junto a Cadícamo, los Homeros, Expósito y Manzi, y Cátulo Castillo. Va a estar opinado por aquellos que bailan pero el tango canción es extraordinario. Tuve la fortuna de ver a Luisito Cardei varias veces…, hubo un momento de la Negra Varela que fue de locos, el Polaco, inempardable, Rivero, que además tocaba la guitarra, con manos que eran como dos patios, y me parece espectacular María Graña. Me gusta que hay tangos que sólo algunos pueden cantar bien y que pase algo. Recomiendo Pasional por Jorge Falcón, andá a cantarlo. Lo dejo al final.
I. Inocencia. De todo lo que me parte el alma, incorporo a la serie: ser el inocente del salón por estar demasiado verde o confiado. Una violación espiritual. En política es muy común. Era un asalto pero el boludo quería cambiar el país.
J. Jodido. Es la versión masculina de conchuda, pero no puedo ver lo intrínsecamente masculino, a lo mejor porque en el patriarcado, masculino es todo lo que sucede. Es un tipo jodido pero por qué. Porque es escondedor, ladino, zorro, engaña.
K. Konex. Algunos foristas muy respetados son candidatos a ganar el premio Konex en sus respectivas disciplinas. No los voy a nombrar para que no los volteen, pero son grandes profesores, brillantes y generosos que enseñan a pensar a quienes los siguen en el camino de la vida y cuya comunidad de colegas y alumnos no necesitan que se los premie para saber el regalo que les dio la vida al tenerlos de profes, mentores o amigos. Pero, ahora, quién carajo es el Konex para premiarlos a ellos y a otros tantos cuadros. La gente estudia, investiga, enseña y viene un vendedor de almanaques apalancado en un montón de plata y campañas de relaciones públicas a decirte que sí, fue buena tu vida, profesor, a ordenarlos en un mundo de ternados, internados y laureados por un tribunal que rellena todos los casilleros del tout académico y mediático. Tengo la impresión de que no podrán ganar el platino los dos porque el tribunal deberá hacer equilibrio de género. Los premios Konex nacieron en un garage, son la fantasía de ordenar a la elite como a mí se me ocurra, y está ocurriendo. Al igual que con las cenas de CIPPEC, realizadas para hacer jueguito con la idea de que se puede hacer un país mejor si nos juntamos todos alrededor de una mesa…, atención umpire, más cenas, más hambre. Desde que existe el premio Konex, la calidad de la democracia, de la academia, del periodismo, bueno, lo que vemos. Si se ve la lista de sujetos con méritos y de los miembros del tribunal se puede ver la extensión que tiene y el espíritu similar a los premios Martin Fierro, todo mosaical, lo mismo un gran profesor que uno conocido que sirve para que se hable del premio.
M. Maricón. No se usa más. El puto dice que el otro es puto. Así que uno hablando con putos puede decir que tal es puto y tudo bem. Con eso no hay drama, pero no se usa más maricón, que me pareció una porteñada total, siempre. Y me parece super legal su desuso. Esa era la palabra para designar a alguien a quien se despreciaba por aquello que la palabra definía. Entonces, sí, lo mejor es no decir más maricón, si vamos a hablar de alguien decir gay, homosexual, o con gran confianza, puto. Y no usarlo en la diaria, tipo: no seas maricón.
N. No. Siempre el que dice no es el rey, el marginal. Lleva toda la vida decir que preferiría no hacerlo.
Ñ. Ñandú. Es de las primeras cosas que aprendí que son autóctonas, también la Flor del Ceibo y la Virgen de Luján. Si es por estas tres cosas, un embole completo ser argentino, mucho peor que ser canadiense. Algo único de la Argentina, sin duda, es hacer el pogo más grande del mundo con Ji Ji Ji.
O. Ofri. Como el de todos estos días. Al revés es ordinario, populista, de película de Campanella, pero ofri es menos térmico, más retórico. Yo no digo que no se hable del frío, de algo hay que hablar, pero le pido a mis hijos que no vivan pendientes de la meteorología, que se sepan abrigar, no más, que sean prácticos. Son tres prendas, remera térmica, saquito y campera con bolsillo para guardar el celu o el gas pimienta. Todo el resto es cagarse el día, sacándose y poniéndose, perdiendo prendas, volviendo a buscarlas, y así extendiendo la conversación meteorológica a más y más lugares durante más tiempo, y con ello una vida alienada, dependiente de lo de afuera para postergar lo de adentro. De hecho esta novedad de la garúa constante me alegra porque los acostumbra a lo incómodo y se les vuelve normal y no un lloriqueo cada vez que llueve.
P. Pobre. Del libro de Graciela Mochkofsky sobre Jacobo Timerman rescato: Timerman se encuentra a un amigo en la calle, todavía era un empleado, y le dice: “estoy harto de ser pobre”. “Haggto de seg pobge”, decía exactamente Jacobo que hablaba con el mismo defecto fonético de Chacho Alvarez. Siempre el que arriesga un poco más para hacer unos mangos es un héroe, hace que la guita se mueva y, por su efecto, hay inventiva, los talentos florecen. No envidien a los que se animan, compañeros.
Q. Qura. Así como un día se terminó el Covid, antes se había terminado el resfrío. Para el resfrío, Dristán. Tres capas: descongestiona, combate fiebre y dolor, provee vitamina C. Después se dejó de fabricar, por qué, misterio. Tenía pseudo efedrina, la clave de su gran éxito descongestivo, habrá entrado en desgracia la pseudoefedrina. Pero no tardó mucho la aparición del Qura. Grandísima falopa también. Y fue pésima la decisión de que esos productos dejaran de venderse fraccionados en la caja de los chinos, la población llevó sus mocos a más y más manijas de subtes y colectivos y no mejoró la expectativa de vida por salvar a la población vendiendo sólo en Farmacity productos de venta libre.
R. Roberto Santucho. Pensando en la R, se me vino Roby, un producto que veo siempre en las peluquerías, pero como tengo poco pelo no me dice nada. Es un spray, las señoras usaban spray, recuerdo el olor en el aire. No mucho más. Me dice más Roby Santucho y veo que el mileivillarruelismo sí empieza a dejar chiquitos los temas y los personajes de los años setenta, se escurren. Sólo llevó cuarenta años dejar de hablar de esos diez.
S. Seoane. Quien dice Santucho dice Seoane, María, la periodista de Clarín que escribió su biografía y que leí con mucho interés cuando salió. Tenía cartas del jefe del ERP con la esposa. Vale la pena siempre leer esos testimonios. Hablan en argentino de amor, de locura y de muerte. Seoane terminó sus días muy muy politizada, un verdadero misterio cómo la gente no puede cambiar de tema, o bajar un cambio, cuando el futuro al que dicen aspirar para todos los demás, ya no lo van a ver. ¿Bondad? ¿Ganas de joder?
T. Torta. Mis amigas tortas entran a un bar con su gaydar encendido y me dicen al oído: la de rojo es torta. Por lo tanto para mí es lo más normal del mundo pensar que una mina torta es torta. A mi lesbiana me parece una palabra técnica, de lgbt studies. Creo que, sin que sean desafíos abiertos a minorías o provocaciones infantiles, hay que hablar como uno cree, o está seguro, que puede hablar con otros, en comunidad, sin fomentar la discriminación y naturalizando la diversidad.
U. Uruguay. Qué bien le habría quedado a Sudamérica el puente Buenos Aires-Colonia. Se pagaba solo, con peajes altos y un free shop a mitad de camino.
V. Valiant. En su nombre, mi homenaje a los buenos diseños de autos: al Rambler, el Torino, el Falcon de los sesenta, con las ópticas del batimovil, el Gordini, los Renault 4 y 12 y el Chevy. Nosotros tenemos ahora una Tracker. Entro al garage y todos los autos me parecen iguales, aunque sólo haya dos Tracker, las mismas cajas de zapatos, cuadradas, con ópticas rectangulares. Lo peor del auto nuevo: el pitido que hace obligatorio el cinturón de seguridad para dar una vuelta a la manzana; lo mejor, las métricas de consumo de combustible, la velocidad crucero.
W. William Boo. Fue el Ariel Oscar Lijo de mi infancia, injusto en cada resolución pero la organización del show igual lo ponía siempre. La justicia era parte del espectáculo y la gracia es que nunca fuera justa.
Z. Zamba para olvidar también es lo mejor de la Argentina. Una canción folklórica que sólo viviendo acá, a fuerza de repetición, se vuelve espectacular y emociona. Vale también para Entre a mi pago sin golpear que es más de mover el piecito.
Gracias a los que van a apoyar el correo desde hoy. Menos que un Flat White la mensualidad mínima.
Dispongo también de un one shot equivalente al precio de un libro barato.
Me gustó mucho esta charla de Gustavo Noriega con Federico Morgenstern a propósito del libro Contra la corriente que escribió Federico, sobre las ideas de Jaime Malamud Goti, las cuales fueron cruciales para encarar los juicios a las Juntas Militares.
Artículo importante del forista Federico Kierszenbaum sobre el concurso público de antecedentes y oposición para un cargo de Defensor Oficial en la Ciudad de Buenos Aires. Suena aburrido, pero es interesante ver cómo de un buen instrumento puede hacerse también puré cástico. Dice Federico: “el sistema no sólo no mejoró la selección de jueces, sino que tampoco cumplió con sus fines inmediatos”. Para balearse en un rincón.
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En las mujeres me gusta el "Sos boludo?" inmediatamente luego del cual uno se da cuenta de que sí, sos un boludo.
Lo que pasa es que "no seas maricon" no refiere a la homosexualidad per se, si no a ciertos comportamientos. Hay putos que no son nada maricones, mas bien el opuesto. Como lo remplazarias en la charla de amigos? No seas quejoso? No seas blando? No me parece que capturen la idea