Mamá pondrá todos sus miedos dentro de ti
La Jefa Inmortal en su hora más difícil. Condenada, con herederos que deben traicionarla para ser útiles, un hijo que no está a la altura, y su libertad anticipada en manos de Javier Milei.
La única verdad sobre el futuro político de la fusilada que vive será, si cuando bajen los ratings de los noticieros y ella sea sólo una vieja presa tejiendo y destejiendo sobre la mecedora de su penal, aquellos que peregrinen a honrarla sean trabajadores que trabajan, estudiantes que estudian, ciudadanos que suspenden sus rutinas para rendirse a su liderazgo retenido por la oligarquía y su brazo judicial, o si, bueno, serán siempre los mismos empleados de Mayra Mendoza en la Municipalidad de Quilmes.
Mi pálpito es que a Cristina no le queda nada, por eso Constitución para el encierro, a pocas estaciones de tren de los distritos donde le queda un pucho de predicamento. Milei le comió la base electoral con su potencia retórica que atrapa a los más limitados y que son ya sus predicadores involuntarios voceando, como les sale, que el presidente es el cambio y algo que es más mileísta aún: no esperan del Estado más que los planes que ayudan a comer y avanzan liberalmente sobre lo que éste ya no tiene ni que caretear que (no) hace; enseñan, por ejemplo, a sus hijos a leer con los subtítulos de youtube. Está pasando.
Cristina se quedó hace diez años sin presente para vender, es mucho tiempo, y el pasado que ofreció, al final, no fue tan memorable y se licuó con la inflación. Cristina fue la revolucionaria que no revolucionó nada pero que, ojo, bien que amagó con hacerlo. Su gran fuerte fue el arropamiento de académicos, artistas, psicólogos, la coalición cultural del déficit, tres comunas de CABA, que suspendió su juicio crítico sobre ella desde que la descubrieron a la izquierda del marido. Más allá de las dádivas, irresistibles, Cristina funcionó de instrumento temporal de su deseos políticos, de que algo extra, acompañando sus vidas profesionales, bullía, estaba en conflicto y era inmune al reemplazo biológico inevitable por aquellos ajenos a las historias emocionantes de los años setenta, con sus casas operativas, sus secuestros, sus exilios dorados.
En estas horas pudo cada uno dar lo mejor de su extremismo retórico y armaron cadenas de oración en las redes sociales y los streamings llamando a la resistencia, a hacer de mármol a la líder que ya no existe, y a alimentar un gran armémonos y vayan que ya quedó más frío que aquel famoso empate de Ferro y Platense. Como la inteligencia artificial, no piensan, pero simulan muy bien que lo hacen.
La conmoción de las últimas horas no debe confundir. Es sólo el morbo que provocan los desmoronamientos; la piel que desfonda las mejillas de la jefa inmortal, el perfil odiante de su cuñada, mirándola de reojo en representación de los genes de Néstor, el globo que se desinfla, el poder que se pierde en directo. Se entienden los insultos de Cristina cuando asoma sobre su conciencia, y en pleno discurso, la posibilidad del final.
El kirchnerismo le hizo un favor al peronismo, no lo fagocitó completamente. A Cristina le daba asco el pejota, así que puede reencarnar en otra identidad, listo para nuevas redadas electorales sin tener que cubrir una deuda de amor o lealtad con la ex presidenta. ¿Entenderá Axel que aún tiene algo para inventar sin quedar envuelto en la mortaja de los Kirchner? Lo normal sería que pasen los días y espacie con toda maldad sus visitas al panteón de la calle San José, mientras activa el peregrinaje a su despacho de La Plata. Que no diga que la indultará, eso no, sería la repetición de Cámpora al gobierno, Perón al poder.
Para el gobierno del triángulo de hierro, esta prisión domiciliaria es Coca Cola. La puede usar a favor, en contra, y administrar todas las variables, movilizaciones masivas o acotadas, provocaciones verbales que le den pasto a Cristina para contestar, en las salidas que haga al balcón como un reloj cucú, y mantengan la conversación pública controlada en un enfrentamiento del gobierno con el pasado. Cuentan siempre con la llave de la celda, la zanahoria del perdón presidencial. Milei, que no se lo quitó, puede devolverle a Cristina lo más preciado.
Los botones de abajo me crean la expectativa de poder sostener este correo la semana que viene, el mes que viene, todo el año. Esta fue la entrega 167, nada menos; ojo, lo nuevo funciona. Aquí el archivo completo. Todo fue escrito sin inteligencia artificial y las horas de trabajo me las pagué con el aporte de los lectores. Si voy a poder seguir es porque alguien más se suma hoy. Gracias desde ya.
La victoire appartient au plus opiniâtre
Muy bueno lo del reloj cucú!
"La única verdad sobre el futuro político de la fusilada que vive será, si cuando bajen los ratings de los noticieros y ella sea sólo una vieja presa tejiendo y destejiendo sobre la mecedora de su penal"
"Es sólo el morbo que provocan los desmoronamientos; la piel que desfonda las mejillas de la jefa inmortal, (...) el globo que se desinfla, el poder que se pierde en directo."
Hola Esteban:
hice esta C&P para marcar y disfrutar tus ideas y poesía involuntaria.
Impresionante, el poder se evapora a CFK
(lo que me hizo recordar al proceso inverso: el Carlo lo animó al Lole a recorrer la pcia -alqo que Lole hizo con su 504 gasolero en las 440 localidades- diciendole: "pronto vas a sentir en las yemas de los dedos el poder; ió se lo que te digo")
Qué sentirá CFK?
(hasta le sacan el jefe de custodia con el que cena todas las noches desde hace años)
Saludos; hoy estuviste de 10 (as usual) pero un poco breve.