Sé que están un poco hartos de leer sobre Milei, pero no han leído nada. La Argentina sobrediagnosticada se quedó vieja de tanta subejecución y hay que empezar a razonar de nuevo. Hay un desierto adelante con miles de explicaciones por parir.
Estamos en el prólogo, en la semana de mayo del mileísmo.
¿Milei será el presidente? ¿Recibirá la banda en el Salón Blanco?
¿Dirá: sí, juro?
¿Se escudará en dios, en la patria, en los santos evangelios como hizo el resto?
¿Con qué improvisará?
¿Va a viajar en descapotable de la Rosada al Congreso a dar su discurso?
¿Lo acompañarán sus hijos de cuatro patas en todos estos trámites?
A los chicos agitando sus celulares a su paso, ya los veo; a los cosplayers moviendo los vestidos de Frozen, las capas de Superman, detrás de los vallados en la Avenida de Mayo, ya los veo.
Y me veo mirando por la tele este espectáculo y agarrándome la cara.
Los sueños de una larga recesión engendran o seas y digamos.
Compañeros: pasaron las primeras lluvias desde las PASO y vamos asimilando; la sorpresa se naturaliza y, alentados por la novedad, germina con la primavera inminente el odio popular a los que se afanaron todo, a los que se consumieron el poder durante cuarenta años sin resultados. Además, el paisaje general es lo suficientemente decadente como para que nadie interprete que el agregado de su voto puede causar más daño. Lo votarán.
Los privilegiados vemos a Milei no sólo como un hito más de nuestra larga decadencia nacional sino como el instrumento de las masas castigadas para devolverle al régimen todo el mal que éste les ha provocado. Ahora pierden ustedes. Por ambas cosas es que se acepta su inexorabilidad. Un personaje de animé, un loco, un vivo, da lo mismo. Ya no importa. Si antes de las elecciones podíamos pensar que Milei expresaría bronca, un gran voto lumpen, la feta de salame personificada, puro gesto, incapaz de coronar, ahora la realidad quema y está a la vuelta de la esquina.
A esta altura de las deliberaciones privadas, todos conocemos a muchos amigos que ante un balotaje Massa Milei votarán a Milei, aun teniendo la peor de las opiniones sobre el llamado libertario. Ven a Massa como algo más inaceptable que Milei, le imputan cosas que no pueden demostrar en la charla liviana, barbaridades. Eso dicen pero yo no les creo. Quieren acelerar la crisis total y para eso un loco es más útil que un trucho que sólo puede seguir dilatándola.
Hay un filón de morbo que quiere que se descubra la carta para ver qué hay. En la inmensa mayoría de la población el ridículo que Milei representa no aborta la expectativa por ver con qué sorpresa viene esta desmesura. Pagar para ver, votarlo para ver.
Si las masas encontraron a su representante para el desquite y fueron sus locuras lo que lo constituyen, es un error considerar que la repetición y el recuerdo permanente de sus frases más hirientes puedan lograr que los electores se aviven y le retiren el voto; al contrario, eso va a alimentar al libertario y contagiar a los que no llegaron a votarlo.
Sabemos poco sobre las costumbres e intereses de los sectores populares, que son la inmensidad del pueblo argentino. Incluso los que saben más, saben poco. Pero ojo, sabemos un montón de los problemas para alquilar que tienen los periodistas o los amigos de los periodistas que se tienen que mudar inesperadamente de Palermo a Caballito, a Flores, a Floresta, porque los pequeños propietarios destinan sus propiedades a Airbnb. Sabemos lo que sienten los emprendedores sobre la serie The Bear y nos contamos entre nosotros que metieron más mesas en Rondinella porque no entrábamos todos los que queremos comer en un bodegón.
En Argentina el primer decil le habla al primer decil; nos hablamos encima, entre nosotros, nos gastamos entre nosotros y algunos de los nuestros deciden sobre la vida de todos reiteradamente mal. ¿Cuántos profes de la UTDT falta que asuman un cargo hasta acertar?
Todo el resto de los argentinos escucha nuestros problemas de gente blanca como nos escucha la empleada cuando los patrones hablamos en el living sobre cambiar el auto. Es cierto, bajamos la voz para decir las cifras.
Por más que lo gasten con el llamado teorema de Baglini, que entiende el uno por ciento, porque empieza a ordenar mínimamente sus delirios, Milei no abandona de ninguna manera el ángulo de escándalo para abordar materias de Estado. Él vive de su condición de indeseable para la élite. Crece entre los mal vestidos, todos, con los que tienen una Motomel, la mitad de todos. El teorema de Baglietto: multiplicar es la tarea.
Todos bailan la canción que puso Javier Milei en la fonola: extremismo fiscal y dolarización. En la última semana: memoria completa.
Bullrich se da cuenta y se mete con él sólo con parábolas, no lo descalifica.
Está con lo de no demos un salto al vacío: totalmente contrario al deseo popular que es exactamente un salto al vacío. Por más melodía de arrabal que le calce Melconián.
Bullrich tiene que hacer infinitas piruetas discursivas para contener la red de dirigentes que son su único activo sin quedar rehén de la idea de que representa a indeseables, a la casta. En el buen arte de simplificar esta complejidad se juega toda su suerte. Con ella el resultado del balotaje no está cantado porque los votantes de Massa aún no pueden responder con claridad qué votarán llegado ese momento, así que el casillero de no sabe crea incertidumbre respecto de qué pasará. Pero tiene que entrar al balotaje. No muy fácil.
La interna con Larreta hirió demasiado a la marca del PRO, y Juntos por el Cambio quedó como un cactus, casi un producto sin vida. Se agrega que la sensación de no future esteriliza las solidaridades y todos los que no están en el entorno más cercano de la candidata se sienten liberados de la responsabilidad de jugar en equipo.
Se sabe poco de su campaña, porque la prensa la cuida. Lo que se ve es una variedad de tácticas que salen de una coctelera loca. Que se transforme en Angela Merkel, un deseo de quienes quieren vivir en Berlín, más que de la existencia de ciudadanos que reconozcan el símbolo. O que sea ella misma. A la hora del naufragio siempre se anhela la autenticidad. Pero Patricia no puede ser ella misma porque desde que se independizó de Galimberti es una hormiguita viajera del poder. ¿Cuál sería exactamente el grado cero de su enunciación?
En el libro de los macabeos se dice que en una batalla la victoria no viene del número de soldados sino de la fuerza que viene del cielo. Esto fue un aporte de Carlos Maslatón a la cultura política del mileísmo. Y la infantería de Milei adoptó la idea de “las fuerzas del cielo” para darle a la candidatura de Milei un carácter predestinado, indiscutible, por qué no trágico.
Es un momento peculiar de nuestra historia, tenemos el privilegio de ser testigos, eventualmente actores muchos de ustedes, del fin de la primera república democrática, del consenso alfonsinista. No es Milei el gran organizador, sino todos los que fracasaron en grande, y dan ahora este final a toda orquesta, con corrida al dólar, góndolas peladas y anomia total.
A la espera de la primera jura presidencial con perros ladrando en la primera fila de invitados, el viejo régimen ya se prepara para la restauración.
FIN
ATENÇAO: Se abrió un lugar en el Taller Shampoo los martes a las 18 horas en el barrio de Chacarita. Consultas a tallershampoo@gmail.com Único requisito: estar bien del balero.
Series: Normalmente no veo películas o series donde no estén involucrados el FBI o la CIA así que empecé a ver una donde estos importantes organismos están involucrados y me está gustando un montón. Se llama Lioness y se transmite por Paramount.
Cualquier que lea los llamados diarios en papel (nadie) o digital (casi todos), habrá visto que están como muertos. Tres firmas aquí y allá, alguna gente que se lo toma en serio y la mayoría que no. Y que la papa está en los márgenes, las revistas digitales y los newsletter.
Como siempre, buscar en Seul, como siempre buscar en Panamá.
Agrego hoy que Mariela Sexer, compañera suscriptora de este correo, lanzó ayer su propio newsletter dentro del Maxikiosco de Gustavo Noriega. Recomiendo!
En otro orden, Bárbara Fonrouge relanza su Baba Lab. Laboratorio de imagen desde el que ayuda a redescubrir la imagen visual del compañero o la compañera. Síganla en Instagram.
Hace falta escribir sobre Milei. Estamos de acuerdo en casi todo aunque no sepa que significa eso. Porque capaz lo vote también contra Massa. Cuando esté bien del balero y no tome demasiadas cervezas insípidas me postulo para el taller
👏