Pedro Brieger I
Vienen 15 días de frío muy duro. Si te bañás al levantarte, sin pensar, lo soportás como un campeón al menos hasta mediodía. Y siempre tres prendas, más se pierden, molestan. ¡Fuerza! Extras.
A propósito de las denuncias que se hicieron este fin de semana contra el periodista Pedro Brieger recordé la película “El último beso” en la que un joven que está a punto de casarse con la mujer a la que ama, morocha lindísima, es tentado por otra gran belleza, rubia y más jovencita, para romper la fidelidad necesaria que requiere el matrimonio. El joven lucha para que dios le aparte la copa pero no puede decir que no. Se arma un despelote grande cuando se destapa la infidelidad más inoportuna del mundo y el muchacho le dice a su novia, como para disculparse, pedir clemencia y retomar el programa de la boda, que era l’ultimo bacio antes de casarse. La vi sólo una vez hace veinte años, puede diferir en algo, pero la idea seguro que es esa. Al futuro esposo se le presentó el dilema que tenemos todos a diario cuando observamos nuestros hábitos: qué es lo que quiero ahora mismo y qué es lo que quiero más. También pensé en Vinicius de Moraes quien menos culposamente pasaba de mujer en mujer porque creía que necesitaba renovar la novedad (pleonasmo intencional) para estar en paz y poder llenar la bañera a la noche, embriagarse hasta perder la cabeza y volver a empezar. Historias de vida normal, gente que decepciona, desilusiona, se complica la vida o se la arruina, por no poder resistir las tentaciones o carecer de fuerza para sostener el molde en el que quiere o parece querer vivir.
Cuando arrancó el desposte de Brieger el último domingo en las redes sociales me apené, como le pasó a Jaime Malamud Goti al ver a Jorge Videla en el banquillo, por su situación de condenado, sin remedio de absolución a mano, y por el dolor que habrían de sentir su familia y amigos, aquellos que a lo largo de estos años han dado la cara por él. Es triste que la representación de un individuo se sintetice en aquello donde no pudo ser bueno. O peor, que su vida entera se encierre en el signo de un hombre lastimado por el rechazo al punto de tener que romper la regla irremediablemente. Los idiomas que aprendió, su tiempo memorizando nombres de presidentes ecuatorianos, siempre listo para un feliz domingo de adultos politizados, incluso su metódico y constante antisionismo quedando reducidos al subrayado de un rasgo aún más elemental que el racismo, la canalización heterodoxa de la energía sexual a través de un circuito repetido de flirteo, rechazo, insistencia, rechazo y una nueva insistencia que, como se refleja en los testimonios que recogió el periodista Alejandro Alfie, lo presenta como alguien que, al menos, abusó de su asimetría, y escapaba repetitivamente del conflicto creado usando a su familia como el activo social a proteger por encima de todo.
Sujetos perversos hubo siempre pero en el mundo en que se crió Brieger las acciones que se le achacan quedaban impunes o se regulaban a las piñas que otros hombres les daban en defensa de sus mujeres y sus hijas, no arruinaban carreras ni comprometían el status social; muy a favor del movimiento me too, éste creó un infierno grande para los abusadores físicos y psicológicos, un no pasarán que le ordena las costumbres al más torturado. Y el analista internacional quedó a mitad de camino entre dos épocas, y nadie le rayó el auto como para acomodarlo con claridad. Hasta este domingo. Pero por qué tuvo tanta suerte hasta el domingo.
La más benigna de las explicaciones, para él, es que, en realidad, nunca pasó nada, que no fue tan general ni tan repetido, que hay malinterpretación o malicia por partes de las mujeres que declararon, articuladas con más malicia por el periodista. La más universal es que el victimario revela su preferencia privadamente, no a la vista, y el fastidio de la mujer queda envuelto en un tema de mujeres, quisquillosas, hincha pelotas, comodines para descalificarlas, y tapa los efectos de su accionar con la solidaridad de los hombres, normalmente con más poder institucional, con las debilidades y estupideces de otros hombres. Esta característica acompañó al acusado, sin embargo, de un trabajo a otro, y aunque fue apercibido de manera informal en distintos escritorios su carrera profesional continuó con todo el éxito que permite la Argentina, programitas aquí y allá, algún aviso en una página web; tanto como sus manías, si nos atenemos a la línea temporal que dejan ver las declaraciones de las mujeres que alzaron la voz.
No puede desdeñarse la erudición de Brieger en materia de apellidos en otras lenguas, e historia, que sumadas a su gran elocuencia, cada vez más infrecuente en los medios de comunicación, lo hace un columnista eficaz. Pero su excepcionalidad profesional, y clave para sostenerse en los trabajos pese a los rumores, fue proveer a la cartera del ladriprogresismo --como llamaba el compañero Artemio López a las veinte manzanas que rodean a Marcelo T--, el naipe del judío antisionista, casi un sueño porque permite disponer de un subrogante nacido y críado en la colectividad para odiar con carnet al Estado de Israel. Su segunda gracia es su encuadramiento en la izquierda, su castrismo y chavismo. Si el régimen de los ayatolás pudiera diseñar un muñeco como proxy para atacar a Israel sistemáticamente en países de habla hispana con gran colectividad judía lo crea a él que ya estaba disponible.
¿Su posición de izquierda facilitó sus eventuales andanzas, o el desenfreno íntimo incluye asumir posturas públicas que en privado no se pueden sostener? Todas las personas son contradictorias, pero el neurótico normal, cualquiera de ustedes, lo vive, al menos, incómodamente. Se ha señalado en estas horas, por la repetición de casos de este tipo en el peronismo de izquierda, que el kirchnerismo cobija a perversos, que es como decir que los desea, que es un santuario para manipuladores y violentos, tesis o chicana alimentada por los robots mileístas en Internet que tienen como misión, al menos estos días, fomentar la polarización con Axel y Cristina, nada nuevo. Creo al revés, los perversos se asocian con instituciones o con cruzadas en las que su defecto de fábrica pase más desapercibido o se niegue con mayor puerilidad porque cómo va a ser un hijo de puta si es un compañero. Creo que lo kirchnerista en esta materia es la creación de una didáctica para el liderazgo donde los que aceptan más humillación son los máximos beneficiados. Si Néstor despertaba con un cachetazo al secretario que hizo multimillonario esa mecánica se extendía inevitablemente hacia abajo, donde además hay menos pompas y formas que cuidar. Al cabo hay, o había, tantos beneficios que el resto de las manchas para los hombres, o los costos personales para las mujeres resultaban anecdóticos.
De Maradona se supieron peores cosas y, en vida, no le afectó en lo más mínimo su reputación ni le tocó la contabilidad. El movimiento de mujeres, y los hombres que lo acompañaron, apartó al ídolo violento de la conversación, inteligentemente, para no comprometer el éxito de la cruzada lapidando al argentino más querido hasta entonces. Brieger puede pensar ¿por qué a mí? si a Diego le dejaron pasar muchas peores. ¿Y a Clinton que siguió tirando bombas lo más pancho? Louis C.K, un extraordinario cómico norteamericano, fue acusado de acciones muy parecidas, y algunas más graves, y tras la publicación en el New York Times de las denuncias, también cinco, escribió una disculpa muy clara, que incluía una aceptación de los hechos. La dejo entera al final. El reconocimiento y la disculpa abriendo el camino de la redención, más viejo que el hambre.
El domingo fui al super. Me quise comprar un cepillito para limpiar los cuellos de las camisas con vinagre de alcohol y bicarbonato, que es la que va según cientos de videos en Instagram. Costaba 3300 pesos.
Me dio cosa comprar algo que se fabrica en serie y que cuesta 500 pesos más que la suscripción más económica a Un Correo.... Estoy seguro que se hace arriesgando mucho menos las manos que en el video de abajo pero no encontré uno más ajustado. En cualquier caso es una artesanía mucho menos sofisticada que escribir.
Les dejo los botones, compañeros. Hoy es el día que seguro no lo dejan pasar. Gracias.
El forista Pablo Strozza se expidió sobre el más allá de la música de Andrés Calamaro. La ilustración es de Bernardo Erlich, original de Seúl.
El reportaje a Lío Messi que hizo el forista Juan Pablo Varsky es seguramente el mejor realizado al genio del fútbol mundial.
La carta de Louis C.K.
These stories are true. At the time, I said to myself that what I did was okay because I never showed a woman my dick without asking first, which is also true. But what I learned later in life, too late, is that when you have power over another person, asking them to look at your dick isn’t a question. It’s a predicament for them. The power I had over these women is that they admired me. And I wielded that power irresponsibly.
I have been remorseful of my actions. And I’ve tried to learn from them. And run from them. Now I’m aware of the extent of the impact of my actions. I learned yesterday the extent to which I left these women who admired me feeling badly about themselves and cautious around other men who would never have put them in that position.
I also took advantage of the fact that I was widely admired in my and their community, which disabled them from sharing their story and brought hardship to them when they tried because people who look up to me didn’t want to hear it. I didn’t think that I was doing any of that because my position allowed me not to think about it.
There is nothing about this that I forgive myself for. And I have to reconcile it with who I am. Which is nothing compared to the task I left them with.
I wish I had reacted to their admiration of me by being a good example to them as a man and given them some guidance as a comedian, including because I admired their work.
The hardest regret to live with is what you’ve done to hurt someone else. And I can hardly wrap my head around the scope of hurt I brought on them. I’d be remiss to exclude the hurt that I’ve brought on people who I work with and have worked with who’s [sic] professional and personal lives have been impacted by all of this, including projects currently in production: the cast and crew of ‘Better Things,’ ‘Baskets,’ ‘The Cops,’ ‘One Mississippi,’ and ‘I Love You Daddy.’ I deeply regret that this has brought negative attention to my manager Dave Becky who only tried to mediate a situation that I caused. I’ve brought anguish and hardship to the people at FX who have given me so much The Orchard who took a chance on my movie and every other entity that has bet on me through the years.
I’ve brought pain to my family, my friends, my children and their mother. I have spent my long and lucky career talking and saying anything I want. I will now step back and take a long time to listen.
Thank you for reading.”
Usá un cepillo de dientes viejo para fregar los cuellos de camisa.
Buenísimo tu artículo, para variar 😊