El Javo de los últimos días.
Milei puso a competir sus módicas realizaciones iniciales con su megalomanía para asegurarse que nada impida tener en cuenta al niño que no pudo crecer. ¿El presidente piantado deja de tener gracia?
La locura de Milei fue tramitada hasta hoy con cierta satisfacción patriotera, como otra de nuestras excentricidades. De hecho fuera del país nos felicitan por el Javo, a cualquiera que viajó en el último tiempo le habrá pasado. También fue saludado el presidente, antes de serlo, como la última solución, incluso la última mejor solución mágica para romper el empate entre facciones de la burguesía que impide terminar con la inflación, crecer, liquidar el país tristón de Leonardo Favio. Ya no teníamos arreglo…. Habían fracasado todos los lógicos y todos los demagogos, así que entró a la cancha el neurodiverso que, en la Argentina, arrancó carteado porque la izquierda que controla el semáforo de lo aceptable, listó siempre en su estatuto propagandístico la inclusión plena del enfermo mental. Los desmanicomializadores más radicales nos han dicho toda la vida: al fin y al cabo quién puede decir quién es loco y quién no lo es, si visto de cerca nadie es normal. Ahí tenés.
Las complejas declaraciones del presidente de los últimos días, la ejecución de aliados y de funcionarios a los que vuela por el aire son su manera de sublimar la irritación que le provoca no poder disciplinar enteramente números, bases monetarias, tasas, valores supranacionales y otras abstracciones. Ya quisiera él esterilizar los pesos como un campeón pero sólo puede lo que puede.
Después del canto de amor y esperanza que fue el blanqueo, la inquietud gana la plaza, antes, incluso, de la elección de medio término que permite a la mayoría de los gobiernos glasear con votos el ímpetu inicial siempre beneficiado por la debacle de la administración inmediatamente anterior.
La inflación va a rebotar en marzo, voló la carne y dios sabe cuánto coraje le da eso al verdulero, y el riesgo país surfea aún la ola del país inviable y los bonos caen mientras se estira el acuerdo con el Fondo, esquivo a la idea de que el préstamo sirva para mantener planchado el dólar.
Compañeros, es frustrante, las inversiones extranjeras no llegan, o no impactan, o caminan lento, como el papá de Piero, y se van millones de dólares por turismo a países que venden ropa mucho más barata. El dèja vu tiene el tamaño de un circo y el circo está en casa, por lo que es razonable retomar nuestra refleja ansiedad monetaria, el estudio cotidiano y microscópico, especialmente por los montos, para cuidar el valor de nuestros ahorros, y le clavamos así una banderilla, la primera, al león.
Que se asustó.
La conciencia general e indiscutible de un atraso cambiario tendrá como corolario una devaluación que será por las buenas o por las malas, así que la falta de cordura presidencial será el subrayado universal de los actores con aspiraciones a quedarse con parte del queso, pero sin parecer que conspiran contra la estabilidad cambiaria. Íbamos bien pero está loco. Milei mismo ante el primer signo de incertidumbre aprieta el acelerador de su inconducta para salvarse jugando la única ficha que conoce, la descortesía. No es que va a arrancar con los timbreos para agradar, quinta a fondo.
Podría demostrarse, cuando se complete el arco narrativo del mileísmo, o de este capítulo del mileísmo, que la inflación es más que un fenómeno monetario y podría imputársele, entonces, a determinados actores el incumplimiento de esta ley de pretendido alcance universal. Así que la salida de una eventual crisis mayúscula, consecuencia de que la super apreciación del peso tiene un límite, puede no ser automáticamente por izquierda, lo más intuitivo, sino que éste primer año de gobierno haya sido sólo el ensayo de un experimento mayor, uno que comprenda la idea de que con esterilizar pesos no alcanza pero que sin esterilizar sujetos inflacionarios no es suficiente. Ojo.
La cultura inflacionaria está ahí, como la muerte, diciéndonos ya falta menos para perder valor. Y se corrigen los precios por las dudas. Si podés subir el precio, lo subís. Si pescás en una pecera, solito, te aprovechás, pero si te ponés de acuerdo con otros pescadores, se aprovechan todos. Cuando el mercado empieza a no dar más, le inventan una segunda marca o achican el envase. Y así por los siglos de los siglos. Es mucho más que un fenómeno monetario, son las tazas del Italpark remarcándose en cada roce, es un sentimiento que todos los que lo avivan dicen repudiar. Es realmente de locos. Completada la acción monetaria, reseteadas muchas prácticas estatales y muchos de los pequeños traumas transaccionales como comprar o vender un auto, alcanzado el superávit, alguien en la isla Maciel o a orillas de Canal de Beagle todavía estará pensando en remarcar.
La oposición, llevada de las narices por la provocación autoritaria, le saca el ojo a este fenómeno monetario cultural, y al superávit; peor, eventualmente se burlan si el gobierno no alcanza el objetivo. Hacen mal. El programa antiinflacionario es el mojón ineludible para no hundir más gente en la miseria. Así que si el consenso político antiinflacionario no es total, la coerción final se impondrá. No le quedan más tarjetas a este juego.
Y la coalición del déficit que cree ser la comentarista de lujo de este tiempo político al que juzgan entre el disparate completo y el fascismo tiene un rol fundamental. Debe encontrarle la vuelta para ser alternativa sin ser un canto al déficit. Creerán que será el tiempo de personas normales para atender problemas urgentes. Pienso que puede ser el tiempo en que se promuevan personas normales para atender problemas urgentes pero con mano de hierro. A mi pesar esta sería la narrativa ganadora. O sea que este es el problema. En el mejor de los casos, puede que alguien no sea loco, tenga mano de hierro para extinguir la inflación, y a los que la alimentan, y sea, además, bueno, un sujeto ideal, paradigmático, hombre o mujer. Hay que hacer la biblia de ese personaje, se puede hacer. Es el mejor futuro posible.
Como decíamos, la locura de Milei es cómoda para todos. Así como lo fue alimentar su candidatura por parte de Massa que pensaba que por estar loco no iba a llegar; o por parte de Macri, en el rodeo final electoral, para cancelar a sus herederos naturales, que porque estaba loco me va a necesitar. Es cómoda también para los perversos y vivos que le enmarcan narrativamente la jornada, sus tuits, sus discursos. Javier se prende en todas.
Así de cómoda será también su locura para bajarlo del caballo. Sus socios de hoy tendrán una salida elegante. “Intentamos sostenerlo todo lo que pudimos, fue mal medicado desde enero”. Se hablará de quienes lo entornaron. Para el pueblo será aún más fácil. Como el “Galtieri borracho mataste a los muchachos” que cantaban las hinchadas inmediatamente después de terminada la guerra de todos. Será que el loco un día se enloqueció. Claro, cómo iban a saber. De hecho puede establecerse que esto nunca pasó.
Insufribles
No puedo ver más la cara de hombre camino a su propio fusilamiento del arquero de River, Armani. No puedo ver su corte de pelo, la forma en que le habla a los defensores, cómo saliva su guante. Todo el problema de River viene de ahí.
Hablamos ya del uso de la muerte en las redes sociales, nos enfocamos en el ante último correo en los posteos dirigidos al muerto reciente como si lo tuvieran aún al lado y vivo. Como Straserra, pedimos: nunca más. Pero hay más para condenar y es el uso del muerto como contenido para las redes y crecer en followers. Las más repetitivas que vi en las últimas semanas fueron los homenajes a Tomás Bulat, un economista carismático que salía en la tele y daba charlas. A Bulat lo rcuerdan con una frase en la que recomienda educarse para prosperar. Otro muerto para contenidos es Fernando Peña, con él se usa todos los años el hashtag putolindo y parece que sólo con eso se estaría diciendo un montón. Por el cupo femenino, tenemos a Deborah Pérez Volpin, una conductora de TN que se hizo diputada de la mano de Martín Lousteau y murió hace siete años. También ella fue transformada en estampita y el mismo Lousteau pautó contenido pago en Instagram para no perder visibilidad.
Cabo suelto
Hay al menos dos dramas con el recambio generacional de mozos en los bares. Por un lado no saben negarte algo de una manera normal. Si es tarde para pedir algo dicen: todo lo que es cocina cerró. Y el otro, muy interesante, es que no pueden gestionar el acecho de indigentes. Mozos tradicionales empujan hacia afuera con el pecho, invitan a retirarse estableciendo un cerco con su actitud corporal y palabra clara. Pero la next gen no tiene ni para empezar. Arrancan con el te puedo pedir, y el indigente se les caga de risa. Entonces miran a los clientes a ver si alguno lidera la acción y si todo va mal llaman a la policía. O, peor, les dicen me hacés tener que llamar a la policía. Tres verbos.
Compañeros, un café con leche por mes, o dos, o tres.
En pesos o en usd, si te desterraste.
Todo suma, me crea la posibilidad de sostener, de encontrar la dimensión de tiempo pampeana que demanda escribir.
Sé que en esta compra no hay objeto físico para apilar, y sentir materialmente la transacción; me queda apelar al fantasma interno de cada uno para obrar de una manera socialmente imperceptible que sólo quedará entre nosotros.
Si no te convencí,
soplaré y soplaré.
Taller Shampoo
Escribir sabe todo el mundo que fue a la escuela, así que por qué alguien gastaría tiempo yendo a un taller, y además pudiendo gastar el dinero en otras cosas.
Porque para ajustar cuentas, soltar pensamientos repetitivos, inconducentes, rearmarse después de una pérdida, salir de pobre, levantar la cabeza, mejorar la posición relativa en el mercado del amor hace falta un empujón, un grupo de control, no sentirse tan solo.
Estoy armado la lista de buena fe apuntando a sostener los horarios de martes a las 18 y miércoles a las 9, siempre en Chacarita y desde marzo. Si alguien tiene un propósito, aunque este no sea blanco y puro, para escribir, y pasa un psicotécnico bien por arriba, y le interesa me manda mensaje a tallershampoo@gmail.com
Se me ocurre un agregado más a la celebración de los muertos en redes sociales y es el saludo a los países. Algo así como “Me hiciste muy bien Francia ” o “Que lindo fue conocerte Brasil”. Hay variaciones, obviamente. Están las low cost en las que se muestran asientos de avión tipo Jet S-Mart o Flybondi con fotitos, también, de esos snacks que nunca compraríamos. Y también están más los de hig class que son con hoteles que comienzan en las cuatro estrellas y suelen ir acompañados de fotos (siempre fotos) de comidas de mejor nivel. Nunca faltan las uñas largas (garras, las llaman) y fotito de algún deseo ancestral tipo 11:11 (solo dios sabe que significa eso) o algo más tradicional como los deseos de un año próspero basados en el horóscopo.
Pensás bien y escribís mejor.