Dejar que la guita se mueva
El designado Jefe de Gabinete de Jorge Macri se puso creativo de golpe y opinó que debe regularse el servicio de Airbnb en Buenos Aires. No lo vemos factible en la instrumentación, compañeros.
Buenos Aires es un destino espectacular para los nómades digitales. Se come muy bien y barato, en los barrios salvados las chicas y los chicos son lindos, atléticos, bilingües y están muy disponibles hasta que les empieza a apretar el zapato de la descendencia, más o menos a los 40 años, la oferta cultural es variada, en una misma semana tocan Pulp o Red Hot Chilli Peppers. La ciudad es un asco, es evidente, en cuanto al aseo, pero el joven nómade digital se adapta, porque entre lo que gana con lo bueno y pierde con lo malo la diferencia es muy notable a favor de Buenos Aires, que además tiene escapadas de fin de semana a la nieve o a las Cataratas, Calafate, Cafayate. La ciudad es, además, segura, estadísticamente segura. Hay que tomar los mismos recaudos que en Barcelona. No más, no menos. Y no somos un país gris, aburrido, para nada, esto no es Uruguay o Canadá, damos al mundo un montón, somos campeones del mundo, faenamos camiones de ganado con tramontinas al costado de la ruta, el mejor rock de Iberoamérica y el presidente electo es un personaje pop, sudamericano, más no indoamericano, más cómodo al ojo gringo, creativo en su polisemia, que tanto anda con una campera negra como con una kipá imantada en la coronilla.
Los departamentos de Airbnb dejan no menos de 500 dólares por mes, descontados los gastos, el mantenimiento, etcétera, que los propietarios, o los administradores, que juntan las cabezas de muchos propietarios que tercerizan el management, cobran mediante pasarelas de pago en dólares y pueden o no mediante otras pasarelas de pago ingresarlo en pesos al sistema bancario argentino y dejar los dedos pegados o, de lo contrario, pueden mediante cuevas sacrificar un diez por ciento y quedarse con los verdes cash, con la viva, o con una bolsa de pesos al cambio blue del día. La inmensa mayoría de esos propietarios gastan ese dinero extra que ganan en restaurantes de Buenos Aires, se compran zapatillas, camperitas de Adidas Originals. O sea, la ponen los gringos y los propietarios argentinos la gastan en la ciudad manteniendo la actividad económica viva.
Cada vez que vean los barcitos de Jorge Newbery y digan guau que no se diga que estamos tan mal porque ven todo lleno no piensen sólo en argentinos sacándose pesos de encima por la inflación, temerosos de jugársela por un plazo fijo; piensen, por la positiva, que hay un departamento de Airbnb que crea excedente detrás. El estado municipal recauda a huéspedes y a anfitriones mediante ingresos brutos cuando viven la ciudad y el nacional con el IVA de los fideos que comen. Aun cuando la recaudación viaje muy por debajo de la plata que se genera es guita que se mueve, que va de aquí para allá, a los bares, a las empleadas de limpieza, a las lavanderías. Actividad económica, vida. Y aún llegan pocos aviones a Buenos Aires, los niveles prepandemia están lejos. Puede ser mucho más grande el fenómeno.
La idea fija de regular los Airbnb encuentra siempre el ejemplo de New York para la justificación como si se pudiera siquiera considerar la comparación. Aquí, por supuesto, no hay competencia desleal con la hotelería. Cuáles son los hoteles de Colegiales a los que se les jode el negocio. No hay hoteles en Colegiales. De no haber Airbnbs no habría turistas y el polo gastronómico de la calle Freire no existiría. Naturalmente quedan a las puteadas miles de personas que quieren vivir en los barrios donde Airbnb tiene todo copado, y se encuentran con que los alquileres son imposibles. La respuesta es insoportable pero abre múltiples desafíos para el entrante gobierno de Jorge Macri. Claro, la respuesta es aceptar vivir en Flores. Y si en Flores también es difícil alquilar es porque la inflación afecta los contratos de alquiler y enloquece la relación entre locatario y locador. Sin inflación, además, vuelven los créditos hipotecarios y nuevas generaciones podrán pagar con el precio de un alquiler el valor de una cuota.
Los desafíos son democratizar la ciudad, mejorar las conexiones de subterráneo, emparejar (para arriba mejor) la calidad de las escuelas públicas, todo es de largo plazo, como la recreación de un ecosistema de clase y costumbres que al mudado lo hagan sentir cómodo y que decantaría como consecuencia de la renovada infraestructura urbana y de la lenta migración interna hacia otros barrios. El PRO sólo dispuso de 16 años para tener una ciudad mejor conectada pero encontraron formas más baratas de ganar elecciones. Aún así conserva el partido de Macri el aura de ser una máquina que funciona, tal vez lo malo conocido para muchos de sus votantes a los que les afanaron los bronces de las puertas, y tienen la oportunidad única de ver qué podemos hacer con esta ciudad con los turistas y con los nómades digitales. Cómo les sacamos un dólar más por día o por hora a cada uno de ellos. Lloramos cuando los argentinos talentosos se van, pero qué hacemos con los rumanos no menos talentosos que llegan, con las rusas que vienen a parir argentinitos.
No hay forma de regular Airbnb en Buenos Aires sin ponerle un tapón a la llegada de extranjeros. Tarde o temprano el mecanismo se rearmará. Los propietarios que se habituaron a alojar turistas mediante Airbnb se conectarán con emprendedores particulares con la habilidad para hacer ese turismo receptivo, y en el proceso de desconexión y reconexión se va a estresar a los propietarios, y puede que ganen un poco menos (y que gasten menos en la ciudad). Pero el que conoció el camino de abrir la puerta de su propiedad disponible a turistas por períodos cortos y con ingresos en moneda fuerte no va a volver atrás a alquilar por dos o tres años a quien le va a pagar en pesos y con la tortura mental de tener que pasar por un desalojo en el peor de los casos. La solución habitacional tendrá que venir por el lado de los créditos y la mejora de la movilidad para que no vivir en Palermo, Colegiales y Chacarita no comporte un drama para nadie.
No tiene sentido que el Estado se meta con la manera en que una jubilada administra su módico stock si con eso puede pagar el geriátrico o ayudar a los hijos, después que le destruyeron las jubilaciones o tiene negada la calle por las baldosas flojas. El gobierno porteño que asume, continuidad de Larreta por dos y Macri I por dos, tiene la oportunidad de hacer una diferencia con la internacionalización de esta ciudad y cobrar por su uso. Pero no ponerle impuestos a los que ofrecen departamentos porque sólo lograrán que dejen de hacerlo a la vista, y todo será aún más clandestino y más inseguro para anfitriones y huéspedes.
El horror al vacío de un político municipal es lo peor que nos puede pasar a los vecinos porque cuando sienten que no están haciendo nada te clavan bolardos en las esquinas para que parezcan calles coloniales o portuarias, o colocan estatuas de Javier Portales, el tipo de cosas que ellos jamás pondrían en sus casas. Hay que estar atentos a todo. En fin, lo quería decir.
FIN
Increíble, termina noviembre. Y con diciembre llega la verdad de la milanesa, si el llamado ajuste fiscal será posible más allá de los deseos del presidente electo. Si los ajustados que no son siempre los más pobres se bancan los efectos o cómo se lo bancan y qué hará o no el Estado para poder avanzar con esas reformas. Este newsletter respeta la inflación y actualiza las contribuciones por CER, después de la crisis que desató la no declaración de consumo esencial para el café con el impacto desmedido en su precio que impidió seguir los valores del Flat White. A los que apoyan, no tengo palabras. Se la juegan por algo que podrían leer gratis. A los que no apoyan pero son activos lectores creo que ya es hora de ponerle un fichín al correo. Es la forma de sostenerlo, verán que no hay publicidad ni nada por el estilo. Dependo enteramente de los micropagos. Gracias desde ya.
Pobrecito Martín Elizalde, murió en la Panamericana. Desplazándose. De un punto A un punto B. Y haciendo los deberes de un buen conductor. De la nada saltó desde el carril contrario una camioneta que lo mató en el acto. La capacidad de matarnos en las rutas argentinas es espectacular y la panamericana dentro de todo es previsible. Fallan más los automovilistas que el diseño de la autopista. Elizalde fue un gran artista, era activo, productivo, y tenía niños pequeños. Una tragedia en toda la línea. Para quienes no lo conocían dejo una canción.
Preinscripción al taller shampoo 2024.
Martes 18 horas y Miércoles 9.00 am
Los grupos tienen hasta 8 participantes.
Empiezan el 6 y el 7 de febrero.
Escriben aquí: tallershampoo@gmail.com y manifiestan intención.
Los valores actualizan por CER o lo que el destino depare mientras haga viable la actividad. Como para proyectarse, el precio de noviembre es 20 mil pesos.
Muy de acuerdo en todo. Esas ideas de que bnb debe ser regulado (y de que en Colegiales no hay hoteles que compitan) y de que en la gran mayoría de los 100 barrios porteños (ésta es mía) no hay ni hoteles ni bnb me recordó el comentario de un intendente de la ciudad de buenos aires -Carlos Grosso, único desahuciado por corrupción en el gobierno de ¡Menem!- quien afirmó que "si todos los automovilistas que vienen por corredor norte via Panamericana/ Libertador quieren entrar a la ciudad por avenida Quintana, no es mi culpa y no tengo solución para ofrecer."
Y sobre los bolardos: el otro día pateé un análogo, esa bala puntiaguda que es más moderna (menos medieval) y casi dejo atrás el pie y sigo caminando cojo hacia adelante.
Abz!
Estimado ES: supongo que ya estás aburrido de que te hablen de los barcitos de Jorge Newbery, pero ahora también están los de Dorrego. Y los de Freire, que no los conozco. Me acerco a los 60 y vivo al Sur de Rivadavia, sobre Independencia, de modo que esa zona me queda cada vez más lejana. Pero recuerdo haber caminado mucho por Dorrego y JN desde Córdoba hasta Corrientes en los early 90s y ver que ahí tenía que haber algo lindo algún dia. Un visionario. En fin, me fui a la mierda, siempre espero tus columnas y las leo con gran placer y un café instantáneo pero caro (de modo que tal vez sea bueno, no sabemos, diría Estebitan). Abrazo y cordial saludo.