De la Q a la Z
Que se vayan todos
Como todo el mundo sabe, el que se vayan todos del 2001/2002 terminó con que se quedaron todos y que, a lo sumo, se fueron los partidos, las instituciones, como algo relevante, no sé si respetable, pero que al menos obligaba un poco a los partidarios a cuadrarse en la orgánica; luego ya vinieron las sedes partidarias abandonadas, identidades corroídas porque eran lo mismo tres pelados que tres peludos, y todo tomó una forma apenas posterior a la organización nacional, confederaciones de gobernadores oficialistas o de dirigentes opositores a gobernadores, la UCR inició su viaje a la casi extinción, el peronismo cambió de piel con el kirchnerismo, y en este contexto se incubaron las formaciones especiales de la señora Carrió y el PRO. Una más parasitaria, la otra más honorable como creación por cuanto fabricó expectativas que pudo satisfacer, módicas, a lo mejor, pero que hizo su historia. Exceptuando a quienes la biología se los fue llevando al cielo, a geriátricos y a los hospicios, el resto de quienes fracasaron tanto que la masa les solicitó un paso al costado, o al vacío, en 2001 siguieron como si nada hubiera sucedido. Muchas de las segundas o terceras líneas de los viejos partidos colaron con Carrió, y en el PRO, de hecho. Pocos recuerdan que el primer vocero que tuvo Macri como político fue Juan Pablo Schavi, una joyita oculta, condenado muchos años después por la tragedia de Once, como miembro del staff de Julio de Vido. Aquel 2001 fue una gran lección para escanear estos últimos meses en los que tuvimos la sensación de hacernos de goma de nuevo y que iba a tener como resultado fulminante la presidencia de Milei. Y agua. Se puede vivir con 8 puntos de inflación. Lo único que nos conmueve de verdad es el tironeo con el tipo de cambio, cualquier otro índice no nos dice nada. Tampoco le dice al que está dentro del índice. Nadie se corta las venas por ser pobre estructural. Por eso cualquier esfuerzo que haga este gobierno o cualquier gobierno por controlar el tipo de cambio es poco porque eso asegura la estabilidad política, la paz social y la eternidad de los funcionarios presentes y futuros, pero más o menos siempre los mismos.
Ricardito
Alfonsín fue uno de aquellos que no se fue. Representaba la imagen de padre fundador del período, hombre decente y de palabra, por qué se iba a ir, habrá pensado, aunque de ninguna manera estaba en condiciones de alimentar la idea de que él podría solucionar el desmadre. O sea, estaba justo para el retiro, pero prefirió seguir dando una mano. Y después vivió siete años más. Creo que está subanalizado el hecho de que haya habilitado al hijo para que perpetúe su apellido en la política. ¿Podía impedirlo? Seguro que sí, si lo inhibió durante cincuenta años. Lo soltó al final. Es imposible que un padre no se dé cuenta si un hijo tiene o no aptitudes por más que viaje. No digo a los seis años que es la comparación que puedo hacer por la edad de mi hijo, pero cuando Alfonsín padre murió el hijo pasaba largos los cincuenta. Tendría que haber visto algo en los ojos, en la concentración para estudiar, en los chistes pavos. Me queda la duda de si Alfonsín habilitó al hijo como heredero porque debía asegurar para toda la familia algunas cuestiones secretas que sólo con un hijo activo podía asegurar o si fue algo de maldad como lo de Perón con Isabelita, o si sólo con su sangre circulando por el circuito que había transitado toda la vida podía encarar el misterio de la muerte, algo surrealista, mágico que lo hizo sentir bien al final.
Silenzio stampa
En democracias más grandes que la nuestra se usa la expresión no comment o silenzio stampa cuando personas de interés público se ven envueltas en algún problema real o inventado por algún enemigo o por la misma prensa, pero que los sorprende y para lo cual no tienen respuesta automática buena, porque no la tienen o porque no saben qué más hay detrás del buscapié que les tiraron. Me sorprende en la Argentina cuando los políticos profesionales no pueden seguir su propio ritmo y laten al ritmo de las redes sociales. Y tienen entornos que no filtran nada, como si todo fuera anecdótico, y todas las anécdotas valieran lo mismo, un viaje de egresados. “Te están matando en tuiter”, y no aguantan, no aguantan. Piden disculpas o meten una aclaración que retumba en la misma cámara de eco donde los paranoiquearon. El juego, además, está muy sucio. Ya no se trata de algo clásico: periodistas que dan una mano poniéndote una declaración, sino que hay periodistas que directamente son los peones de algo fabricado en la usina de una de las campañas. Y en su carácter de periodistas, cuarto poder, artículo 14, protección de las fuentes, y las mil impunidades en las que viven, empiezan a llamar a la víctima para perjudicarlao. Mi consejo a las víctimas: callar. Pasará, harán el mandado, pero no regalarles la voz ni la imagen a la operación. Si están atentos, van a ver que en los pases entre programas de radio y tevé se empiezan a armar estos cuentos, pagos, que arrancan con la humorada de uno de los jornalistas respecto de que tienen un datito que ay, ay, ay.
Titeo
La palabra se la escuché a David Viñas por primera vez, y por última, pero le agarré cariño y la uso corrientemente, como la usaba él, para describir todas esas relaciones en las cuales el gaste está por encima de la conversación simétrica, o donde el gaste es siempre en una dirección, por dominación económica o cultural. Un verdadero misterio por qué esa opción por el maltrato con humor en lugar de acomodar los latidos con el otro y ver qué pasa. Gerardo Sofovich, a quien no conocí pero sí que extraño, era muy de titear, y en la tele, en general, se ve un montón, les resuelve el misterio del aire; a las personas comunes que lo practican les soluciona por el rato la ansiedad social, no poder estar con otros en paz, por inseguridad, entonces crean esa asimetría para estar cómodos, habitar un terreno común. A veces es difícil romper el hielo y alguien hace un chiste cualquiera y eso distiende, es normal, el opening joke de las conferencias, pero hay gente no conforme con conocerse lentamente en un grupo y funda que alguien, a quien acaba de conocer, es de tal manera, y la persona lo acepta para seguirle el chiste, y chau, se armó una sociedad de titeadores y titeados. No pude investigar suficientemente sobre el origen de la palabra, y si tiene o no relación con el verbo titear que refiere al sonido que hacen las perdices para llamar a sus crías.
¡Uh!
Ayer, el sociohistoriador Ernesto Semán me mandó unas fotos que muestran lo bien que le salen las pizzas napolitanas en su cocina del barrio de Laksevåg en la ciudad de Bergen, en la costa sudoeste de la monarquía parlamentaria de Noruega. Lo felicité, por supuesto, a un argentino se lo felicita, máxime si muestra la calidá nuestra de visitante, pero le expliqué que acá en cualquier momento se van a hacer marchas contra las pizzas napolitanas, porque pasado el furor pandémico de la masa madre y las costras alveoladas ningún argentino de bien quiere tanto aire en los bordes. Pero cambiamos rápidamente de tema. Me contó que Laksevåg significa “bahía del salmón" y me explicó que: “es un punto de encuentro entre el agua del mar y el río y que por acá pasan los salmones de vuelta al río de origen para desovar y morir. Los osos, los hongos y otros peces esperan ese momento para alimentarse de los salmones que vuelven, pero dejan crecer a los que se van”. Me pareció muy lindo para un capítulo de Nuestro Planeta, gran serie que todo el mundo debería ver en Netflix, con o sin sus críos. Después me contó también que los argentinos en Noruega esperan mis Partes de Inteligencia. Gracias, compañeros. Pero le tuve que confesar que no encuentro mucho tema estos días porque no sé de qué agarrarme cuando hay normalidad, que si el dólar no tironea..... Y que como única novedad tenemos que con la candidatura de Massa todo, al fin, está manejado por José Luis Manzano desde una torre alta alta. Y me dice que sí, que es exactamente así, que es como una novela de Philip Dick. Y que nunca fue así: “cuando Menem se asoció a Bunge y Born en el 89 fue un shock para todos, y comparado con esto, aquello fue una muestra de transparencia e independencia del poder político. Al menos en aquel momento fue explícito y con una parte del espectro político. Un vicio si querés. Esto es el poder absoluto de un poder fantasmagórico sobre la totalidad del sistema”.
Vaca yendo gente al baile
Esto aparece en una línea del Martín Fierro muy conocida porque es la que motiva que el moreno se caliente con Fierro por el bardeo a su morena. Y se arma un duelo en la que el negro pierde la vida. Y es bastante obvia, claro, pero me la hizo notar un maestro de la escuela Normal cuando leímos el Fierro, no sé si todo o en partes, en la escuela primaria. Fue la primera vez que noté cómo se podía esconder una injuria en un juego de palabras, cómo se podía lastimar con el vocabulario, pero formalizado en un libro, y señalado por el señor maestro. No me presentó una anécdota, sino una posibilidad. Así se aprende.
Wiñazki
Tengo una amiga artista plástica, Sofía Wiñazki. Ella pinta desde niña, pintaba las paredes de su casa, habilitadas para tal fin, como debe ser según el manual secreto de crianza que estoy escribiendo cuando no escribo el newsletter. Ahora ella es una señora joven, una artista consagrada, o todo lo consagrada que se puede ser en una disciplina que no es popular como la música o el deporte, y que te valora más cuando ya no estás, pero expone, y vende sus cuadros muy bien. Dejo su instagram al final. De su trabajo, que hoy uso para ilustrar este newsletter, me interesa su capacidad de insistir e insistir con un tema, los bosques, las araucarias, y volver a representar los troncos, el follaje con su lápiz, con sus tintas, sin cansarse, luchando de punta a punta del día para que no se le escape, de ninguna manera, la capacidad de hacerlo bien, una vez y otra vez, lo cual implica que se vean la luz, las sombras, los colores que se buscan, y aceptar los que se encuentran. Es tan distinto a escribir donde el afán por hacerlo bien exige movimiento, que pienses sobre esto, sobre aquello, que lo razones bien y que lo escribas sorteando tu propia estupidez descriptiva. Pero como en la plástica, al final se acepta lo que se encontró.
X el cambio
Juntos o separados creo que la idea del cambio como cuento a vender para conseguir el voto está sobreestimada. A menos que sea sólo el cambio de administración, poner a unos en remojo y sacar a la cancha a los que están limpitos. Pero el CAMBIO así como más grandote me parece que es mucho. La dinámica del mundo es lo suficientemente exigente, con los ajustes constantes, a los que nos obliga la vida digital, más los cambios de paradigmas vinculares, lo que ya no se puede decir, lo que sí hay que decir para no desentonar, como para, además, tener que comerse la ansiedad discursiva de candidatos que creen que estamos interesados en un cambio que no les pedimos y que ellos ejecutarían. Además, no todos los votantes piden el mismo cambio. En el 2015 el PRO y la UCR clavaron el Cambiemos y se ve que quedó, que hay un cambio pendiente. Creo que profundamente no saben qué decir y estos son comodines. Mi tesis, igual creo que estamos tarde y capaz no hace falta, porque los gobiernos con alta inflación pierden acá y en la China, es que hay que vender algo bestial, y después vemos si lo hacemos. Centrales nucleares, barcos cargueros, gasoductos y 200 millones de vacas, con un contador de nacimientos de animales en la 9 de julio. Nada de chiquitaje o que amenace la piel del votante como reformas que peguen en los privilegios chiquitos que todos tenemos.
Yapeyu
San Martín nació en Yapeyú.
Zazie dans le metro
Hace muchos años leí esta novela de Raymond Queneau. La había olvidado, pero ayer me encontré con unas palabras de Marguerite Duras sobre el autor. Las comparto y me voy yendo.
“Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la soledad inviolable del escribir. Nunca hablaba de eso a nadie. En aquel período de mi primera soledad ya había descubierto que lo que yo tenía que hacer era escribir. Raymond Queneau me lo había confirmado. El único principio de Raymond Queneau era este: Escribe, no hagas nada más”
FIN
A quienes cooperan, no se me vayan a morir. El otro día se murió uno de ustedes. Me enteré en Twitter. Desde que arranqué el Correo ya se me murieron tres lectores. Dejen de hacerlo, compañeros. El apoyo económico hace viable el newsletter y es verdaderamente económico si lo piensan, si hacen números, si toman la calculadora y, sin tomarla, verán que tiene una función de confirmación de los lazos sociales. El compañero escribe, la compañera o el compañero leen, y luego los compañeros apoyan al compañero para que el círculo sea virtuoso. Tampoco piensen que si le ponen a uno, le tienen que poner a todos. Porque así no le ponen a nadie! No hay tantos newsletters, y no va a haber tantos. Acá no hay para colgar banners de YPF o del gobierno de la Ciudad, el incentivo para arrancarlo y sostenerlo es medio justito. Esto es trabajo sobre tiempo y los ladrillos que se van incorporando, uno a uno, de los lectores, es una línea de tiempo difícil. Algo crucial, se puede leer gratis, se puede apoyar sin el castigo por dejar de hacerlo.
Mirá en lo que transformaron el diario La Nación. Y capaz alguno de ustedes les paga la suscripción, ay, ay, ay.
No conocía a la hija de Gloria Estefan que canta y toca la batería al mismo tiempo haciendo la canción más conocida de su madre. Like automático.
Y esta señora la imita en el programa Tu cara me suena de Antena 3, un monstruo absoluto, es buenísima, se llama María Peláe. Con acento en la a, sí. Busquen un dúo que hace con Pastora Soler.
Este es el IG de Sofía Wiñazki.