Contra la corriente
José Santamarina, que acaba de publicar libro sobre Messi, me dice sobre José Luis Clerc, ayer, mientras miraba el tenis: "su aporte es que a ninguno le conviene perder el siguiente punto". Extras.
Hace dos semanas recomendé la serie “El Velo” que está alojada en Star+ y cuya transmisión, episodio a episodio, terminó el martes pasado. Me ganó el optimismo. El capítulo del mismo día que la recomendé ya mostró que se devoraba sus virtudes. La inminencia de un gran peligro para Occidente, una bomba nuclear, el tema del traidor y del héroe, el conflicto cultural con los musulmanes, micro y macro, el cual sólo puede redimirse por las malas, fueron barridos por una boludez medio gótica, temas íntimos, un desastre. Pero el último capítulo sí mostró lo que la serie realmente es: un papelón. Pido perdón. Ya ven la irresponsabilidad de aquellos que se encuentran con la oportunidad de escribir algo fácil o de bajar línea y terminan vendiendo fruta. Peor aún, quise ir al terreno del influencer, no sólo decir mis verdades habituales, sino empujar un consumo, y los orienté mal. Con la culpa, el martes pasado escribí un artículo cuya lectura demandaba 16 minutos y no le dieron mayor pelota. Me equivoqué y pagué. Así que, compañeros, no alcanza con ser consistente, no te pueden perder la confianza. Vale como mensaje para la juventud.
Son más las ganas de que algo sea bueno, y no decepcionante ni repetitivo, que su realidad efectiva, y entonces uno carga deseo a lo que todavía no es. El procedimiento me funciona con compañeros que vienen al taller y con mi propio trabajo, fe y aliento sobre lo que está en camino, pero un texto que ya está elaborado, envasado y al que no tengo acceso no me va a corresponder, de ninguna manera. ¡Para qué insisto! Si de casualidad hacen una segunda temporada de “El Velo”, ojalá retomen los escenarios de aeropuertos, cruces de fronteras y batalla cultural entre medievales y modernos, y no el capítulo de “El Pulpo Negro” que armaron para cerrar. Necesitamos que se clave el puñal en la ansiedad de Occidente por la pérdida de gravitación en un mundo en el que los musulmanes se reproducen a extraordinaria velocidad contra nuestra gente que no quiere quilombos con los pibes, que van a la guardia ante la más mínima incertidumbre con la respiración de la criatura. Abrazar esa angustia con obras de arte nos hará más fuertes para enfrentar la batalla material de los próximos años, e incluso evitarla si ponemos nuestra inteligencia en gestionar el soft power necesario. Sé que me repito con esto, pero no encuentro amenaza más grande a nuestra vida que el hecho de que diez mil alcaldes respondan a Alá en muy pocos años en ciudades de Europa.
En otro orden, se está haciendo mucha música con el uso de las aplicaciones para apostar entre los adolescentes en edad escolar. Muy rápido se le dice ludopatía a que los pibes experimenten con la suerte y se gasten los diez mil pesos que tienen en Mercado Pago. El texto vulgarizado es que la culpa es de Internet y el capitalismo, que el celular les permite un acceso en dos pasos al mundo del juego y que esto les estaría arruinando la vida, que lloran de noche porque se endeudaron con amigos para seguir jugando. Todo sin datos duros. Todas anécdotas, me contaron, le contaron, alguien dijo. Se conjuga con que no hay cosa que hagan los pibes que no contemple una expectativa de terror por parte de los adultos, y los medios de comunicación que retroalimentan la paranoia están siempre listos para tratarlos de tarados y desconectados. Nada nuevo, en los sesenta se hicieron hippies, en los setenta montoneros, en los ochenta chetos, en los noventa empleados de Movicom y así. Nunca como novedad a entender sino a sufrir. Mi punto: siempre habrá ludópatas entre ustedes y serán un porcentaje mínimo. No pasa nada. La conversación se incentiva, además, por los comunicadores que quedaron afuera de la chequera de las empresas de apuestas y con los políticos que ya no encuentran tema para entrar en la conversación. Y claro, hay que vivir siempre con miedo. Nada de no vivir con miedo y simplemente vivir.
Hace algunos años el profesor Mariano Narodowski dijo algo muy interesante sobre el bullying que asocié con lo de la ludopatía. Lo encontré en la deep web pero debería ser la primera referencia de Google. Con esta mención, capaz lo logro. Dice Narodowski:
“El tema del bullying, por ejemplo: no estoy hablando de los que hablan seriamente del bullying, estoy hablando de la noción cotidiana de bullying. Antes había indisciplina, y la indisciplina estaba a cargo de un docente. Si había un niño indisciplinado, como se decía antes, la responsabilidad era del maestro, que no sabía ponerle límites. Después de mucho tiempo, si eso seguía, la responsabilidad iba a ser de la familia o del propio alumno. Pero básicamente era del maestro. Hoy el bullying reemplaza eso, entonces la responsabilidad ya no es del maestro: es una cosa entre chicos, es una cosa entre adolescentes. No estoy hablando de quienes trabajan bien este tema, sino del sentido común. Entonces, ya no interviene el docente, ya no arbitra, ya no marca la ley, sino que ahora hacen una jornada de reflexión, una campaña en los medios de comunicación…”
Estamos creando con la ludopatía un nuevo hombre de paja, otra manera de eludir la catástrofe educativa, otra exoneración. Los adolescentes de pedo entienden lo que leen, no pueden hacer cuentas en el aire y llegan al mundo del trabajo cuando el trabajo no existe más. Si juegan, quién sabe se hacen un favor cognitivo. Pero, atribuyamos algo de verdad, vamos a decir que las anécdotas son índices de un fenómeno verdadero. Si los padres se borran, hoy el problema va a ser la ludopatía, mañana la pérdida de habilidades motoras y, concurriendo, la inteligencia artificial sacándolos de cualquier apuro. Con padres mínimamente comprometidos, no te digo mormones, todo entra en la negociación diaria que tienen con los hijos acerca de la libertad y el cumplimiento de sus deberes y obligaciones mientras les aseguran sus derechos. Jóvenes comprometidos con sus estudios, con las tareas del hogar, con el deporte, tienen menos tiempo para las pantallas, inyectarse azúcar o apostar. Entiendo que hay más gravedad en montar un escándalo con la hipótesis de una ludopatía universal que el daño real que ésta puede estar causando.
En otro orden, el jueves pasado fui a la presentación del libro “Contra la Corriente”, de Federico Morgenstern, que rescata la figura de Jaime Malamud Goti, uno de aquellos filósofos del derecho que influyeron sobre Alfonsín para impulsar el juicio a los comandantes del Proceso. Pocas veces se tiene la oportunidad de ver algo de tanto nivel. La acústica del Aula Magna de la Facultad de Derecho, su alto y su ancho, dieron un marco de gran dignidad para comentarios brillantes sobre el libro. Pablo Gerchunoff habló a favor y en contra de la obra como sólo lo puede hacer un intelectual entrenado en la libertad de pensamiento y fiel al principio de que con la libertad no temo ni ofendo. Luego le tocó a Daniel Pastor, más profe, menos enfático que Pablo, y por último a Carlos Pagni, cuya elocuencia es siempre hipnótica, y quien produjo un momento de emoción general al quebrarse recordando que Jaime Malamud Goti, presente en el acto, prefirió no ir a los juicios a los comandantes porque le daba lástima verlos y sentirse en parte responsable de que estuvieran en esa condición, próximos a una condena. Dejo el video de la charla más abajo, vale la pena. También dejo un artículo de Quintín sobre las horas finales de Videla.
Pero hay dos cosas muy interesantes que no tienen que ver con el objeto del libro. Durante la presentación no se mencionó a Javier Milei, de ninguna manera, ni torcidamente, de ninguna manera. Nada, fue una charla que se dedicó a hurgar en un tiempo complejo, que podemos comprender y que no es este.
Morgenstern es apasionado, el libro tiene sangre, y trae muchos temas que enseñan al lector que no sabe de derecho y que hacen que el que sí sabe se ponga de pie para aplaudirlo o para objetarlo a viva voz. Morgenstern es crítico de los discípulos de Carlos Nino, otro prócer, y tiene con ellos un debate, un duelo, por el fallo del 2x1. Yo de ninguna manera podría explicarles el problema. Hay dos foristas de “Un Correo de Esteban Schmidt” que se recontracalentaron con Federico, Marcelo Alegre y Roberto Gargarella. Otro que se incomodó fue el profesor Martín Böhmer, y uno que no se incomodó para nada fue Andrés Rosler. Quien le levanta la mano a todos es Leandro Días. Los buscan en Twitter a todos, donde se expidieron, si quieren saber más. O saber algo, en realidad, porque no dije nada. También debatieron en la revista Seúl.
Que se discuta algo que no está enganchado a la coyuntura es para aplaudir, máxime si eventuales ofensores y ofendidos mantienen el espíritu de seguir batallando por las buenas, como si la verdad valiera la pena. Gargarella y Morgenstern tendrán oportunidad de perfeccionar sus argumentos próximamente en otra presentación del libro de Federico que se hará en la UTDT, frente al Monumental.
Ojalá esto sea sólo un adelanto de mayores discusiones al interior de las instituciones, dentro de los temas. Liberados los intelectuales de la necesidad de agradar a los que controlan los presupuestos, ahora que no hay plata, la discusión puede abrirse y quedar relacionada con su objeto de trabajo sin sobre-politizaciones ni luchas por el mango. Una externalidad positiva de la desfinanciación de la cultura: que los cocineros puedan putearse entre ellos por el punto del arroz y ya no en relación a si uno consiguió el chiringuito en la Feria Masticar.
El otro día me pasó algo genial. Mandé doscientos mails a foristas que abren todos los correos, y los vuelven a leer, y que se ve, claramente, que el correo les interesa y lo esperan. ¿Cuántos se sintieron interpelados? Dos. El 1%. Los otros 198 no vieron que pueden contribuir a la supervivencia del newsletter con menos de un café con leche por mes. Impresionante. Dejo los botones, casi sin esperanza.
Dispongo también de dos one shots para quien no quiera sentirse rehén de una mensualidad, que por cierto es mínima.
Esta es la cubierta del libro de José Santamarina sobre el genio del futbol mundial que no faja a las minas.
Otros lanzamientos. Salió un nuevo video de Martín Kohan, esta vez se despacha sobre Boca Juniors. Ningún otro intelectual se apasionará más por menos.
Aquí se puede ver la presentación del libro de Morgenstern arrancando en la presentación de Pablo Gerchunoff.
Sobre la muerte de Videla, este artículo de Quintin, que además linkea a un artículo de Roberto Gargarella sobre lo mismo.
Este tipo me parece un crack total: Te explica la genialidad de algunas obras musicales.
Despedida a Edgardo Cozarinsky por parte del forista Javier Porta Fouz.
Soy fan de esta piba, la psilocipiba. Es un podcast que hace drogada con hongos. Literal.
Un contrapunto a lo de la ludopatía infantil, sin ir en contra del hombre de paja y coso con lo que coincido fuerte monsier le professeur, sino solo a cuento de sumar datos: comparto este video porque, haciendo marketing de audiencias al voleo, sin este arbitrario aporte nadie de los que lee estas líneas se lo cruzaría en su algoritmo.
https://www.youtube.com/watch?v=oq4LfEedlFU&pp=ygUMcm9ibG94IGJhaXR5
Sirve para abrir debate, o para clausurarlo con la opinión casuistica de pamamis cuyas criaturras hayan tenido contacto con esta plataforma.
Ah, no dije que el estilo del youtuber les vaya a gustar, eh! ¿Quién dijo que usar fuentes de información es divertido? Bueno, chau
Genial el newsletter y el bonus track que deja material para un par de días.
Con "El Velo" yo no me engaño como vos: reconozco que lo que me fascina de la serie son los ojos de Elisabeth Moss.