Es de público conocimiento, compañeros, que terminadas las elecciones llamadas PASO, algunas autoridades municipales fueron sacrificadas para establecer un nuevo equilibrio interno entre las fuerzas que secundaron a Larreta durante estos largos años al frente de la llamada Ciudad de Buenos Aires. La chica católica de las villas, María Migliore, fuera; el técnico en seguridad, Eugenio Burzaco, fuera, en su caso de una manera vil porque requirió de la ayuda de oficiales de inteligencia que lo filmaron mirando un partido de tenis en una cancha auxiliar del US Open en la ciudad de Nueva York durante un viaje de trabajo aprobado por el Jefe de Gobierno. En el PRO, las virtudes humanas se juntan pero para darse la espalda. A los vecinos nos tocan las consecuencias de sus tramas burocráticas y comerciales.
Durante la gestión del funcionario D'Alessandro, anterior al técnico Burzaco, hubo un rally de robos de bronces por toda la ciudad. Lo contamos en viejos correos; ni las hiperinflaciones, ni las guerrillas, ni los grupos de tareas, ni la banda de Aníbal Gordon se habían interesado en el bronce de las puertas de Buenos Aires hasta que empezó la gestión de esta eminencia que nada pudo hacer, aun contando con diez millones de cámaras en la ciudad, para poder seguir aunque sea a uno de los miles de marginales que masacraron puertas y porteros eléctricos durante meses para llevarle sus pesados botines a unos pocos reducidores y esterilizar el circuito. No voy a decir que Larreta perdió las PASO por el afano de los bronces pero aun los compañeros más interesados en que le fuera bien nos dimos cuenta de la falla estructural, de la disociación fuerte entre el dicho y el hecho en Buenos Aires Ciudad. Capaz también nos dimos cuenta y se dio cuenta todo el mundo de que las fotomultas de las motitos no eran para ordenar el tránsito sino para hacer guita para mantener la joda. Muchos años así se pagan. Que sea un hombre sin gracia es secundario, y sus condiciones de peacemaker podrán cotizar en el futuro mediato si todo, buen…
Nosotros en Chacarita sufrimos la vandalización de las aberturas. De casa se llevaron el manijón de la puerta y un bonito vaivén por donde ingresaba la correspondencia que decía Cartas. ¡Era tan lindo…! Es cierto que, debido a los avances tecnológicos, ya no cumplía una gran función, lo que también es de público conocimiento, pero no era el hecho. Era nuestro. Los tachos de basura fueron, desde el verano, diariamente vandalizados por los mismos zombies que constituyeron domicilio detrás del container. Cuando la carrera electoral a las PASO entró en su larga recta final, desde el gobierno de la Ciudad se apretaron las clavijas y hubo menos vandalismo, y menos tachos dados vuelta; o quizás fue que reforzaron las pasadas de los barrenderos, sobre esto los historiadores de la cuadra discuten. Pero con la derrota de Horacio la cosa se relajó y como diría Miguel Angel Broda volvimos a las andadas. Con un upgrade que es la vandalización de autos cuyas ventanillas se destruyen, ahora a diario, para poder acceder a la guantera a ver qué hay. Los vidrios astillados quedan en la vereda y a la mañana cuando avanzamos con los niños hacia el garage esquivando seres humanos, baldosas rotas y las deposiciones de los innumerables perros que atienden la soledad de nuestros vecinos, ahora también debemos cuidarnos de los vidrios. Sé que en Kiev están peor, que en la Rocinha aún peor y en la 1.11.14 aún mucho peor. Si es por comparar no me quejo.
La policía cumple un papel testimonial porque si alguien es capturado por estos delitos menores no hay cárcel donde conducirlo, los calabozos de los llamados precintos están abarrotados; de hecho se incumplen las normas internacionales de los derechos que asisten a los privados de la libertad, hacinados y sin condena, y entonces los delincuentes sueltos viven un laissez faire, laissez passer que, quién sabe, anticipa el standard que fije Milei para nuestras relaciones sociales y económicas desde el 10 de diciembre si todo sale como lo planeó el maligno. El domingo la cuadra estaba pelada. Todos alertados, nuestros visitantes resolvieron caminar para visitarnos, mejor, más sano, y hay vecinos que ya no fueron visitados, total todos nos vamos a morir. Por supuesto, tampoco hay garajes porque en 16 años del PRO en la ciudad no se les ocurrió qué carajo debíamos hacer con el auto los ciudadanos sin chofer y sin escapatoria a los countries. A lo mejor pensaron que los autos desaparecerían y que todos seríamos runners o viviríamos bajo el influjo de las aplicaciones de caminar diez mil pasos para vivir 90 años. O que la plomería evolucionaría de tal manera que no habría fontaneros llevando pesadas cintas que no se pueden cargar en una mochila para hacer destapaciones. O que los domos desalentarían el delito y las cámaras facilitarían la captura de los infractores y habría eventualmente miles de cárceles. Ni armaron el excel.
El panorama, compañeros, vuelve a ensombrecer nuestra cotidianeidad, a lo que se suma la expectativa de un futuro aún peor por la crisis política y económica. O sea: una élite que no se pone de acuerdo acerca de cómo conjugar el capitalismo con la democracia, el desarrollo con la deliberación y cómo se distribuyen los precios a pagar por ese acuerdo. Por élite llamamos a quienes deciden sobre la vida de los demás o controlan cosas grandes que afectan la vida de muchos. No a mi odontóloga ni a la profesora de música de mis bendiciones por mejor educada que esté. Para ordenar responsabilidades. Así estamos, y buen, eso explica la irrupción genial de la idea de la casta para objetivar al enemigo que hace imposible una vida mejor y que, por ser transversal, favorece la emergencia de un nuevo actor.
Si Javier Milei se transforma en presidente en la primera vuelta: ¿a dónde habrá que ir a buscar el dólar el lunes 23? Sería lógico un feriado bancario de un día o dos hasta que se aclare la sucesión. Si habrá adelantamiento de la fecha de entrega del poder o no. Problema de ellos, para nosotros todos los escenarios son malos. La inflación se corta con un shock, llamalo Plan Bonex, mandar los pesos a guardar y que se deprecien, y la falta de dólares pisando la economía hasta que aparezca la plata de la cosecha, que al menos será mucho más benigna que este año. Pero es una versión optimista. La normal es una pesimista con la inflación desbocada y un segundo rodrigazo que licúa las deudas y deja el peso así de chiquitito, lo cual haría más probable la dolarización anunciada que, gane quien gane, será, hasta que otro pastor hable de un milagro distinto, o hasta su implementación, la virgen desatanudos de la economía.
En charla de quincho, el domingo, con los niños pintando con acuarelas misteriosamente en paz durante una hora, analizamos con otros amigos dados a la industria simbólica a qué vamos a atenernos cuando se produzca la corrida final hacia el dólar, cuando no haya tasa, ni tasa uva, ni bono, ni bonito que atrape los pesos y los devuelva con la misma capacidad de compra. Ese es el día o serán los días o el momento histórico del acabose o de la final del mundial de la bicicleta. Fue una conversación escalonada como un calvario que tuvo una estación reflexiva en el canuto. ¿Qué se hace con los dólares ahorrados? ¿Adónde van? ¿Cómo se administran? Si se sacan o no del banco. Cuándo. Si se acepta el cara chica. Cómo liquidar luego el cara chica. Si usar cajas fuertes de empotrar o dejar la guita a la vista porque a la vista no la van a encontrar jamás, como en la carta de Poe, bla bla bla.
Otra estación en la seguridad. Cómo cuidar el auto, la casa, la vereda, el físico, las bendiciones. No es que todo esto no acompañe la diaria, sino que por efecto del aumento de la pobreza y la indigencia, más la completa deserción del Estado es de suponer que la sensación de ley de la selva se va a incrementar, e ingresemos en un estado de completo malestar.
Y el último mojón fue cómo no pasarles el quilombo a los pibes. Cómo hacernos los boludos lo suficientemente bien como para que la miseria que viene no los cargue con nuestra ansiedad y estén tomados por problemas de adultos, problemas que no pidieron tener, porque no pidieron nacer, y por supuesto que debemos incubarlos en paz, con amor, sin terrores, más que los que sobrevengan por el destino. Me escandaliza cuando algunos papás quieren forzarles el destino y los llevan a las marchas, a las represiones eventuales, o les presentan las historias de terror del gobierno militar. Soy más del estilo de arrancar con Paula Albarracín tejiendo y Domingo yendo a la escuela rural en burro aunque el zonda sople como el lobo de Los Tres Chanchitos.
Por supuesto, cómo transmitirles correctamente la necesidad de cuidado en la calle sin que teman en automático al pobre, que normalmente es morocho, o que vean en un pobre morocho a alguien peligroso en sí mismo. Iremos improvisando. Algo bueno: la ropa es tan cara y puede reponerse tan poco que es difícil, incluso para un adulto, diferenciar al chorro eventual del que viene transpirado de hacer danza contemporánea en algún estudio de la calle Fraga.
FIN
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OJOTA: Se abrió un lugar en el Taller Shampoo los martes a las 18 horas en el barrio de Chacarita. Consultas a tallershampoo@gmail.com Desde octubre. Únicos requisitos: estar bien del balero, mayores de 27 años.