El presidente abdicó el poder. De ahí para abajo los ravioles del Estado son cabellos de ángeles que permiten a los funcionarios colgarse para no caer. La Argentina está sostenida por la inercia de los empleados de Gasalla, no hay nada más. Los medios de comunicación se han comportado con gran prudencia ante la ola de saqueos fogoneada por los servicios de inteligencia hace algunas semanas. Hay un Estado profundo, los sótanos de la democracia de los que habló el presidente Fernández en el discurso inaugural de su presidencia, que sirve a la estrategia de romper todo para servirle en bandeja al próximo gobernante una economía en estado terminal y un pueblo harto. Veremos cuál es su próximo aporte a la desgracia.
Massa trabaja en la hipótesis de una super Unión Democrática al revés que enlace provincias de distinto signo político, sindicatos, empresarios, y todas las minorías que se puedan contabilizar. Entiende que el voto que pueda retener Patricia Bullrich no le alcanza a ella para ganar ni entrar el ballotage, pero sí le impedirá a Milei consagrarse en primera vuelta. Massa fomenta una coalición multipartidaria unida por la idea de una democracia donde se hable y no se grite, con acuerdos acerca de cuestiones que son intocables: la escuela y la salud pública, por ejemplo. Una Moncloa desesperada y, por supuesto, tardía.
La idea facilitará el par casta/anticasta, bueno para Milei, pero también crea la oportunidad de someter al candidato Milei a una fuerte contradicción con millones y millones de argentinos, no solo la llamada casta, y a quienes no podrá insultar. En un juego de tres, Milei gana; ante el juego de dos, tiene una chance de perder.
Lo de Javier Milei es muy atractivo. Lo miramos, lo miramos, mucho más desde que está en la puntera de la góndola. Recordatorio de que hay que poner el producto siempre ahí. Con Patricia o Sergio uno cambia, es bla bla, con este señor uno atiende porque no lo puede creer, o porque lo quiere entender, o porque quiere medir el costo que va a tener su ascenso para nuestra existencia.
Todo da más gracia que miedo. Por ahora.
Milei visitó a Fantino hace una semana vestido con ropa deportiva. Puso a descansar al académico loco, y apareció el amigo de la esquina, el canillita, el portero de franco. Fue al cierre de un día de motosierra por las calles de Olavarría. Indiscutible la seguridad para apretar el botón de switch, cambiar los personajes secundarios sin afectar el central y resistir el incesante trabajo de erosión de su agenda y estima personal en medios y redes. Si es un loco, es uno muy profesional, al menos para hacer campaña.
Cuesta creer que toda la oposición a Milei, los dos candidatos que van a la zaga, y sus entornos, hagan publicidad para Milei, cada día, tomando los elementos grotescos del mileismo como si estos no fueran parte de su constitución y de su éxito. Más le cuestionan la motosierra más veces ésta se representa en la mente de los votantes que encuentran una herramienta que sintetiza su ansia de vengar la situación penosa en que se encuentran, la ausencia de porvenir y el azote inflacionario.
Insisten en criticar la dolarización como si los votantes pudieran ver los detalles y no el trazo grueso esperanzador de que una moneda mágica simplifique la costumbre de ser pobre, sin más conversiones. La dolarización es el truco de magia más esperado por todos, incluso por muchos de quienes no lo van a votar. O que dicen que no lo van a votar, que no es lo mismo.
La sesión de ganancias en el Congreso con los diputados moviendo los bracitos, gesticulando, fue una de las postales más reconocibles del diputadismo. Los legisladores se sienten miembros orgullosos del gremio al gritar o al acercarse a reclamar algo al presidente de la Cámara. Estas sesiones son la fiesta de los políticos profesionales. En su banca, Milei se echó una siesta para que le hagan publicidad gratis los que creen que, en ese contexto, habría que escuchar atentamente lo que tiene para decir Cristian Ritondo.
La política ha sido un juego, hasta aquí, donde sólo se entretienen los que están adentro y la motosierra, con la que hace campaña electoral Milei, requiere de que la encendamos con el voto y seamos socios en los descuartizamientos, que seamos parte.
El loco de la motosierra propone una gestión más interactiva, él dice lo imposible, cerrar el Banco Central, empobrecer a los políticos y el pueblo debe activarlo. Es la gran promesa de reparación del daño. No tiene un listado de intenciones, discursos de abogado, sino una amenaza y el pueblo quiere ver, cualquiera quiere ver si se concreta una amenaza.
Su motosierra promete cortar los tejidos que unen a los políticos normales entre sí desde hace 40 años y que los ha hecho vivir increíblemente bien, mientras fundieron al resto.
Lo van a votar porque quieren ver la carta.
Milei podrá ganar o no, pero la idea de Milei, la motosierra, el machete, la guillotina, quedarán a salvo y expectantes si quien sigue en el gobierno no logra atenuar o eliminar la ansiedad que crea el dinero, lo que vale, para lo que sirve, quién lo tiene y quién lo pone como impuestos y para qué. Hay que resolver ese circuito.
Decía Faulkner cuando le dieron el Nobel: “Nuestra tragedia hoy es un miedo físico general y universal, sostenido por tanto tiempo que incluso podemos sopesarlo. Ya no hay más problemas del espíritu. Sólo existe la pregunta: ¿Cuándo me barrerán?”
Ese discurso tiene muy presente la idea del holocausto nuclear, para entonces la gente había visto en el cine cincuenta veces el hongo de Hiroshima. Era su único meme. Nosotros vivimos pendientes de holocausto económico, que está ahí, que se acerca, que se posterga.
El crecimiento individual está en otro casillero, la calidad de la educación está en otro casillero, el problema de la vivienda está en otro, la ansiedad climática en otro, la impunidad de los políticos en otro. Todos los problemas van a la cola, digan lo que digan, de la ansiedad que genera la circulación de la guita.
En lo que seguramente es un error, aunque todas las jugadas a mano podían ser malas, Bullrich trae a Melconián a decir salto al vacío, fideos con tuco sin fideos ni tuco. Melconian habla en reo para hablar del ajuste y de lo que se entiende como sensatez económica. Utiliza muchas alegorías y analogías con la economía doméstica. Probó todo Melco. Dijo palabrotas, lloró, movió la ficha existencial del hombre que está hecho y quiere dar una mano antes del fin.
Pero las Melco sessions no cambiaron la sensación de ir a la cola, por lo que Bullrich retomó su rutina punitivista, conmigo se acaba, etcétera. Algo concreto es superior a una metáfora. El penal maqueta de nombre Kirchner donde los presos van a sufrir, que publicita Bullrich, resuelve esa materialidad pero es posible que trabaje sobre una representación antigua. Cristina es vieja hasta para los propios.
Con más inflación y una oportuna corrida preelectoral, Milei tiene para sostener sus votos, y crecer por efecto manada.
Además, entre los millones que no fueron a votar hay más bronca que espíritu constructivo; por lo tanto, hay más votos para Milei en esa pecera.
Suena natural entonces que la mayor parte de los dirigentes estén ordenándose para la nueva realidad que emergerá el diez de diciembre. El instinto de supervivencia es todo. Hay mucho que cuidar mientras dure el experimento Milei. Y mucha conspiración durante el tiempo de ejecución de sus políticas que toda la dirigencia entiende que son de cumplimiento imposible y que, de aplicarse, sellarán muy tempranamente la suerte de su gobierno, peruanizando la democracia argentina con presidencias débiles y coaliciones que se abren y cierran como fuelles.
En 2024 todos vuelven al bolillero como si no hubiera pasado nada. Llegará el momento de articular a la casta con los promotores de su eliminación. Al fin y al cabo se trataba de publicidad. Allí también se proyecta Massa como hombre del poder permanente coordinando el conjunto de egoísmos que alumbrará la crisis más espectacular desde 2001. Y que, por supuesto, puede superarla en dimensión y en costo.
FIN
Cuervo aumentó el Flat White de nuevo.
Se fue a 1200.
Duro.
Así que desde el 1 de octubre ajusto el índice a la nueva realidad efectiva que debemos a Sergión.
Quien suscriba hoy y hasta fin de mes tiene la primera contribución a precio viejo.
Lamento que haya que vivir así.
Merecíamos más.